En una definición infartante, Héctor "Willy" Lucero (Agrupación Virgen de Fátima) se quedó con la primera carrera de la temporada 2011-12 de la temporada de ruta sanjuanina. El sprinter del equipo piquetero haciendo gala de su coraje y determinación aprovechó un hueco que le dejaron sus rivales y, casi pisando la banquina, metió su bicicleta para doblegar a Ricardo Escuela (Municipalidad de Pocito) y Nicolás Naranjo (Palmar del Lago).

La prueba de apertura se desarrolló sobre una distancia de 92,6 km y el ganador, como todos sus adversarios, empleó 2h.03m.36s. para completar los diez giros al trazado compuesto por calles Cabot, Hipólito Yrigoyen, calle 5 y Meglioli.

Un mundo de gente poblando las banquinas, el colorido de un enjambre de 112 camisetas que se movilizaron raudamente por la cinta asfáltica, la nutrida concentración de auxilios diseminados en distintos puntos del rectángulo y las alternativas cambiantes provocadas por un grupo de hombres que por momentos jugaron al gato y al ratón conformaron la escenografía de la prueba organizada por el Club Sol Naciente.

La novena versión del circuito +Carlos Escudero+ repitió al ganador de la edición 2002, Héctor +Willy+ Lucero. Desde entonces, hasta la fecha pasaron nueve años y con ellos mucha agua debajo del puente. Durante ese período el sprinter nacido en Chimbas tuvo momentos de rendimientos altos y otros no tanto. Hubo muchos cambios en quien fue el muchacho de la primera película de la temporada.

En 2002, cuando corría para la Municipalidad de Rawson, era un pibe que pintaba y ganaba por fortaleza y coraje. Este hombre que ahora corre para la Agrupación Virgen de Fátima mantiene intacta esa valentía de meter la rueda en el ojo de una aguja para pasar, pero es más pensante.

En una definición como la de ayer, en la que quedó un poco encerrado, el +Willy+ de antaño posiblemente se hubiera apresurado levantando el embalaje más lejos dando la chance a sus rivales de neutraliza su ataque. Verlo en la víspera como transitó con su tubo casi rozando la banquina paró los pelos de punta. Su definición fue casi quirúrgica. Esperó hasta el último instante y metió el estiletazo cuando nadie lo esperaba.

Entre medio de una largada con minuto de silencio para recordar a ese macanudo dirigente que fue Juan Illa, fallecido hace un par de semanas, hasta el final que heló la sangre, hubo una carrera entretenida, en la que fueron muchos los que se animaron a protagonizar su capítulo. Así fue como un grupo de 14 hombres, donde había representantes de la mayoría de los conjuntos, controló la carrera entre la quinta y octava vuelta. En el ínterin el jachallero Juan Capdevila revivió momentos de otrora poniendo en soledad la cara al viento.

Después, faltando un par de giros, el marplatense Damián Heredia también tuvo su aventura, llegó a sacarle casi un minuto al segundo grupo y algo más al pelotón que lo engulló faltando un kilómetro.

Pero, el cambiante devenir de la carrera quedó resumido en ese embalaje masivo que mantuvo en vilo la expectativa hasta que la rueda de la bicicleta del Willy cruzó la raya. En la Villa Flora, Lucero brilló con luz propia.