Brasil ganó ayer por primera vez el oro olímpico al vencer en definición por penales 5 a 4 a Alemania, tras empatar 1-1 en el tiempo reglamentario, una suerte de revancha del 7-1 sufrido ante los germanos en la Copa del Mundo 2014. Neymar, autor del tanto de la apertura, marcó el definitivo penal que le dio la medalla dorada de los Juegos de Río 2016.
En el primer tiempo Brasil tuvo más la pelota pero no progresó en ataque por dos factores: porque Alemania cortó los ‘circuitos‘ de juego y porque los locales jugaron nerviosos por la responsabilidad de cortar el ‘maleficio’ del Maracaná, sede de la humillación de 1950 ante Uruguay.
Brasil estuvo jugado al ataque siempre, pero pese a la mayor posesión le costó elaborar una maniobra ofensiva clara y de hecho el gol llegó por una jugada de pelota parada por error de Ginter cerca del área, ideal para el mejor perfil de Neymar. ¿Consecuencia? Golazo del crack de Barcelona con un derechazo con rosca al primer palo de Horn.
En la parte final Alemania se adelantó en búsqueda del empate pero se desnudó su falta de vuelo, su escasa creatividad. Pero Brasil no lo aprovechó porque siguió jugando nervioso, hasta que en la primera jugada elaborada por los germanos llegó el empate a los 13’ con un centro de Jeremy Toljan y derechazo de Mayer para sellar el empate.
Tras el empate Alemania comenzó a dejar espacios y Brasil empezó a arrimar peligro a la valla rival. Renato Augusto remató desviado desde afuera del área, Gabriel Jesús lo perdió casi en el área chica y un derechazo de Neymar se fue apenas desviado. Y para los alemanes pasó el susto de ese lapso. Sobre el final, en una contra aislada, Mayer le pegó mal. No hubo tiempo para más y llegaron los 30 minutos suplementarios, que tuvieron poco de juego y mucho de tensión. La táctica quedó de lado. Brasil fue un poco más en lo que quedó de esfuerzo y estuvo más cerca. Alemania, por su lado, fue un toqueteo intrascendente a la espera de los penales.
Y allí, como en las películas del corazón, el muchachito (Neymar) marcó el penal decisivo para que Brasil se quedara con la chica (la medalla dorada en un Juego Olímpico tras quedarse tres veces con las ganas).

