El Boca de Sebastián Battaglia rindió con buena nota una nueva prueba en el camino de la consolidación. Por la fecha 17 de la Liga Profesional, derrotó 2-1 a Godoy Cruz, luego de empezar perdiendo por el gol tempranero de Tomás Badaloni. Frank Fabra y Luis Vázquez fueron los autores de las conquistas que revirtieron el marcador y le quitaron el invicto al Tomba en la era de Diego Flores.
El duelo comenzó con ritmo intenso, impreso por ambos equipos, con propuestas ofensivas y la presión como bandera. Pero territorialmente pesó más la de la visita, que siguiendo la idea de Diego Flores (ex asistente de Bielsa) salió sin temores a un territorio difícil como la Bombonera. Y a los 9 minutos golpeó primero: Elías López (ex River) cambió de frente, Burgoa dominó y envió el centro, y Tomás Badaloni cabeceó bombeado para superar a Rossi, quien ya había tenido que intervenir ante un remate de Martín Ojeda.
El Tomba se planteó tapar a Weigandt y a Campuzano para entorpecer la salida y concentración plena para dinamitar cualquier circuito, dándoles más libertad a los zagueros en la conducción. Sólo Luis Vázquez, con una gran jugada individual que culminó con un tiro por encima del travesaño, y un remate lejano de Almendra, generaron peligro.
Godoy Cruz sostuvo su plan, que implicó un gran esfuerzo físico y mental. A los 21, un remate cruzado de Damián Pérez casi le permite ampliar el score. Ese desgaste le empezó a pasar factura a la visita. Y Boca fue alzando la guardia. Primero, con un desborde de Pavón, después, con otro intento de almendra que forzó el rebote de Espínola.
Y a los 37′, Fabra coronó una buena acción por izquierda amagando al centro y definiendo al primer palo, para rubricar el 1-1. Fue en el mejor momento del dueño de casa, por confianza y empuje.
El Xeneize fue por más, redondeando un último cuarto de hora de primer nivel, con Almendra como titiritero, en versión Pogba. A los 45, dibujó un sombrero, dominó y aceleró. Cuando encontró el hueco, el volante asistió a Luis Vázquez, quien definió con frialdad: 2-1, un resultado impensado para la primera media hora del desarrollo.
Más allá de que los mendocinos buscaron retomar el control de las acciones como en el primer tiempo en el inicio del complemento, ofrecieron grietas. Y eso le dio posibilidades a Boca para seguir lastimando. Si no amplió el marcador, fue por la falta de pericia en la definición.
Pavón, mano a mano, perdió ante la salida de Espínola; luego lo tuvo Briasco, y por último Juan Ramírez. Además, el árbitro Patricio Loustau no cobró un evidente penal al delantero. Las salidas de Almendra y Vázquez no le quitaron filo al local, mientras el Tomba hizo cambios buscando nuevo impulso, pero terminó inquietando por la vía más conocida: los remates de Martín Ojeda.