Boca Juniors rescató anoche sobre la hora un empate 2-2 ante Godoy Cruz en Mendoza y ni bien terminó el partido hubo escenas bochornosas entre los futbolistas en el campo de juego y en el camino hacia los vestuarios, e inclusive en las gradas. Por la duodécima fecha del Torneo Inicial, Emmanuel Gigliotti, a los 31 minutos del primer tiempo, puso en ventaja a Boca, pero a los 37 José Luis Fernández igualó el marcador y a los 2 de la segunda etapa, Mauro Obolo colocó a los anfitriones 2-1. Desde los 27 minutos de esa segunda mitad los cuyanos jugaron con un futbolista menos por la correcta expulsión de Federico Lértora y el xeneize igualó sobre el desenlace por un penal que acertó Claudio Pérez.

Las escenas más lamentables se vieron ni bien el árbitro tucumano Pedro Argañaraz, de deficiente desempeño, dio por terminado un cotejo. Allí se registraron golpes entre varios jugadores. Cuando se dedicaron a jugar al fútbol, la primera situación de peligro fue para Godoy Cruz. A poco de comenzar el juego Castillón envió un centro rasante que ni Obolo ni Ramis lograron empujar al gol. A los 31 minutos, Daniel Díaz llegó al fondo y envió un centro que Juan Sánchez Miño, con un toque de lo más oportuno bajó para Gigliotti, quien definió de zurda, arriba y a la derecha de Jorge Carranza. Sin embargo, poco le duró la alegría a Boca, ya que, a los 37, Fernández, con un remate mordido concretó a la derecha de Agustín Orion. En ese primer segmento ya hubo un error de Argañaraz, que no advirtió lo que debió haber un sido un penal que el Cata Díaz le cometió a Obolo.

El segundo capítulo comenzó con una conquista temprana que aportó Obolo. Con la ventaja, el equipo de Palermo se retrasó en el campo. A los 12’, Castellani cruzó a Martínez en el área cometiéndole un penal incapaz de advertir Argañaraz. Los visitantes reclamaron que se cobrara un penal de Achucarro contra Cángele, pero pareció que hubo falta en el borde externo del área grande. Ya en el final, Achucarro fue muy fuerte y le hizo penal a Martínez, del que se valió Pérez para poner el 2-2. En definitiva fútbol con el cuchillo entre los dientes, un arbitraje deficiente y un final bochornoso.