Dominó el partido estratégicamente de principio a fin. Hizo los goles cuando apretó el acelerador. Y, por si fuera poco, le pegó un cachetazo tremendo a uno de los rivales directos que tiene en la lucha por zafar del temido descenso. Fue la noche mágica de San Martín en Bahía Blanca. Le ganó con autoridad y claramente por 3-0 al local Olimpo y espantó fantasmas por todos lados. Es que le dio aire a la continuidad de su técnico Daniel Garnero, ganó en una escenario que siempre le fue adverso, logró salir del descenso directo y, para cerrar el círculo de alegrías, consiguió su primera victoria jugando de visitante sumando tres goles, cifra que antes, en este campeonato, nunca había podido hacer.
¡Qué nochecita, Verdinegro! Tan feliz como aquel centenar de hinchas que saltaban bajo la lluvia en la popular sur del estadio bahiense. O aquellos otros que salieron a cantar y saltar por las calles del Pueblo Viejo sanjuanino, después de ver por “tele” la tremenda exhibición.
Está claro que fueron los mismos jugadores que la semana pasada no habían podido con All Boys. La diferencia estuvo en las circunstancias y los espacios. Queda claro que a San Martín se le acomoda mejor el traje cuando se pone en ventaja antes que su rival. Es que esa pinta de contragolpeador le queda a las mil maravillas. Y eso, apoyado a que el rival se desesperó y le dio los espacios que necesitaba, completaron el panorama de efectividad que todos querían.
Anoche, justo cuando se cumplía el primer cuarto de hora, al Petizo Poggi se le ocurrió probar bien de lejos con su zurda prodigiosa. El tiro fuerte picó y despistó a Tombolini, que dio rebote. Y Caprari, entrando a la carrera y sin marcas, la hundió en el fondo del arco. Golazo. Merecido, porque antes de esa, el propio Caprari había tenido dos claras que no terminaron en gol de milagro.
Olimpo reaccionó y se apoderó de la pelota. Es más, el venezolano Vizcarrondo metió un cabezazo en uno de los palos del arco sanjuanino. Pero el dueño de casa cometió un error capital: le dio espacios al Verdinegro para la contra.
Entonces, Bogado tuvo el gol a los 29’, pero su tiro salió apenas desviado. Y a los 33’, Caprari le bajó en el área un centro a Penco, pero Vizcarrondo metió la plancha, se ganó la amarilla y el árbitro cobró penal. Bogado no perdonó y el 2-0 dejó a los hinchas locales boquiabiertos.
En el complemento no se dieron grandes cambios. Es cierto que el local atacó más y tuvo sus chances, pero también es cierto que San Martín apretó los dientes, metió por todos lados y los que estaban dulces (Caprari, Poggi, Bogado y el tándem de los volantes centrales Cantero-Galarza) siguieron haciendo de las suyas. Entonces, rozaron la perfección. Porque inundaron de opciones de gol sobre el arco de Tombolini. Lo tuvo Caprari (por dos veces) y Penco pero fallaron, hasta que a los 31’ Caprari -indudablemente en su gran noche- se despachó con un notable sombrero sobre el arquero local para el 3-0. ¡Qué nochecita, Verdinegro! Para ilusionarse de verdad.