El clásico Domingo Faustino Sarmiento quedó en San Juan. Atlas Again, el joven pensionado del stud La Nona, conducido de manera magistral por el jockey más ganador de la Argentina, Juan Carlos Noriega; le dio la razón al dictado de “la cátedra” que lo tenía como favorito para quedarse con la carrera.

Una de las mejores, últimas, ediciones del “Sarmiento” por lo luchado de su final, tuvo una de las menores concurrencias de los últimos años. La situación económica que atraviesa el país pesa en los bolsillos de los aficionados y eso se notó ayer en los grandes huecos que había en las gradas del hipódromo.

 

Gran remate. El final de la carrera fue emocionante porque Atlas Again entró de cabeza a la recta final y debió repeler el ataque de Igual a Mi, que en los últimos 200 metros trató de empardarlo y obligó a que Noriega le diera un par de fustazos a su joven zaino para cruzar el disco con un cuerpo de ventaja.

 

Lo que no mermó fue la pasión. Esa fuerza interior que explota como una bomba en los metros finales estuvo de manifiesto en cada una de las pruebas desde el clásico cuadrero hasta la más importante de las competencias.

La competencia decisiva tenía en Atlas Again, por edad (con cuatro años era el menor de todos los caballos) por antecedentes y por quien lo conducía, Juan Carlos Noriega; al candidato de fierro. Tanto así fue que pagó 1,50 pesos por boleto.

Y así, con el cartel de fija pegado en su frente salió a correr la carrera. Noriega, veterano ganador de cuatro mil y tantas carreras lo sacó pegado a los palos buscando que pisara la huella dejada por la rueda del tractor que había transitado emparejando la pista. Lo mantuvo de cabeza hasta los 600 metros cuando por afuera lo emparejó y pasó Templo Dan, otro zaino joven (cinco años) que conducido por José Campanella, tomó con determinación el control de la competencia, mientras atrás solamente el tordillo puntano Igual a Mí y el zaino doradillo Maremoto Inc, pugnaban por no perder mucha diferencia y se mantenían a dos cuerpos de los dos líderes. El resto se despegaba resignando sus ansías de victoria.

Sobre los 1600 metros, antes de entrar al penúltimo codo, Noriega “soltó” a Atlas Again y superó a Templo Dan (NdR: su jockey y cuidador realizaron una protesta por un supuesto “agarrón”), de la pugna entre ambos sacó provecho el jockey de Igual a Mí, Gustavo Quintero, que antes de ingresar a la recta final logró superar a Templo Dan y se lanzó a la caza de Atlas Again.

Los últimos 400 metros fueron infartantes. Noriega pegó al ganador a los palos trató de no “castigarlo” hasta que vió muy encima al caballo puntano y le dio un par de fustazos para que cambie el paso y acometiera con una marcha más las últimas dos cuadras de la carrera.

En la pista la lucha era colosal. En las tribunas el griterío infernal. La mayoría de la gente se había jugado a las patas del caballito joven montado por el conductor experimentado, por lo que verlo acelerar dejando todo sobre la cancha activó los detonadores de la algarabía popular.

Igual a Mí, llegó a ponerse cabeza a cabeza y por aquello de “caballo que pasa quiere ganar”, Noriega no dejó que ésto ocurriera. Puso toda su experiencia al servicio de la causa de no defraudar a la gente que, motivada por su rica historia ganadora, había jugado sus boletos en el caballo del stud iglesiano, que con ésta victoria cerró el año ganando los tres clásicos cuyanos.

La tirada del final fue para alquilar balcones, porque el tordillo puntano puso en aprietos al candidato y con eso, solo con eso, la carrera adquirió un nivel superlativo que no se daba en las últimas ediciones donde los ganadores sacaban, al menos, un par de cuerpos de ventaja con su más inmediato perseguidor.

Con ésta victoria, Noriega, consiguió ganar por primera vez el “Sarmiento” sumando así la clásica carrera sanjuanina a su rosario de victorias que tiene a todas las grandes carreras del país. Y, con éste triunfo, por cuestiones de edad, Atlas Again empezó a escribir una historia que puede tener continuidad en los años venideros, tratando de convertirse en el nuevo ídolo del turf sanjuanino buscando igualar récords que otrora fijaron grandes caballos.

Pasó otro “Sarmiento” uno que debió moverse entre los avatares económicos de un país que afecta a muchos de sus habitantes y también, le pegó duro, a la actividad del turf y no fue uno más, fue uno de los mejores de los últimos años.

 

El stud “La Nona” logró la triple corona cuyana. Y apunta a otros clásicos del interior

Campeón de la humildad. Noriega posó para todas las fotos, todas.

 

 

Noriega ídolo de todas las edades

Fue la figura del clásico y con una gran humildad y sencillez, Juan Carlos Noriega respondió al clamor popular. Los chiquilines que “viven” en el hipódromo le pedían a cualquier adulto que tuviera un teléfono que le saque una foto con el jockey cordobés.

El hombre de las cuatro mil y tantas carreras compartió con sus colegas los momentos previos a la carrera y cuando se dio cuenta que desde atrás de un alambrado requerían su presencia para llevarse de regalo una foto, no dudó un segundo. Se arrimó y luego de solicitar al encargado de seguridad que les permitiera ingresar a la zona exclusiva para jockeys y autoridades, respondió con una sonrisa y una palmada cariñosa a cada fotografía.

 

Paso atrás: sin clasificación oficial

 

Lamentablemente, en esta edición de DIARIO DE CUYO no se puede informar la clasificación final del clásico. En la organización argumentaron que tenían nada más que hasta el quinto (?).

Este hecho no hace más que quitarle brillo a una carrera que pretende seguir creciendo en el contexto nacional.

Contar con la clasificación oficial de la competencias es una obligación de cualquier organización seria, que respete el aporte que otorgan los medios de comunicación a su espectáculo.

Además, en un mundo tan avanzado en la tecnificación, resulta inadmisible que no se cumpla con un requisito elemental para brindar una buena información de cualquier cita deportiva, en éste caso el clásico “Sarmiento”. Ni siquiera el tiempo se informó.