Buenos Aires, 14 de agosto.- El triunfo de Arsenal, legítimo, se explica a partir del desequilibrio permanente que provocó Leguizamón y el juego colectivo cohesionado del equipo.
El conjunto orientado por Gustavo Alfaro manejó la pelota, la hizo circular con prolijidad y dominó con cierta comodidad.
Tigre lució desconcertado en las primeras acciones y esa situación se agravó con la temprana apertura del marcador cuando Leguizamón capitalizó un error de la defensa y sacó un remate a la izquierda del arquero Daniel Islas, a los 10m..
Seis minutos más tarde, otro grosero error del equipo local le permitió a Arsenal ampliar la ventaja.
Mariano Echeverría falló en un despeje y Leguizamón, con una buena definición, volvió a vencer a Islas.
Tigre tardó en reaccionar. Recién en los minutos finales del primer tiempo, el elenco local, con voluntad y pelotazos, se aproximó al área rival.
En ese tramo, Pablo Caballero, a los 41m., conectó un remate desde la puerta del área que exigió a Cristian Campestrini.
El el segundo tiempo, Tigre apostó a un esquema más agresivo, con tres defensores en el fondo y una vocación ofensiva más definida.
Sin jugar bien, el local logró el descuento a los 25m., producto del olfato de Stracqualursi.
Arsenal se replegó demasiado y le dio la oportunidad a Tigre de arrancarle el empate, pero el equipo de Ricardo Caruso Lombardi no tuvo argumentos para sostener esa embestida final.
