Eso "de que no será Mundial sin Argentina" es una frase acuñada por aquellos soberbios que tan mala imagen dejaron en el mundo, creyendo que los argentinos somos el ombligo del mundo. Hasta el momento se disputaron 18 fases finales de la Copa del Mundo y en cuatro de ellas, por distintos motivos, no estuvo la Selección Argentina.
De esas cuatro, solamente una responde a motivos deportivos: Cuando Perú nos dejó fuera de la cita de México ’70. Esa que significó el tricampeonato de Brasil con Pelé.
En las tres anteriores se mezclaron motivos de índole netamente político. Al Mundial de Francia 1938 la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) decidió no acudir porque entendía que le correspondía organizarla: en un acuerdo primitivo se había pensado hacerlo una vez en América y otra en Europa. Después de Uruguay 1930, donde Argentina fue subcampeón, y de Italia 1934, al que acudió con un equipo integrado por futbolistas amateurs -donde estuvo el sanjuanino José Nehín- por un conflicto con los profesionales, se suponía que la Copa se jugaría en nuestro país. El argumento de que Francia contaba con escenarios en mejores condiciones volcó la bascula a su favor, provocando la primera deserción Argentina.
En 1950, el primer Mundial de la post-guerra, se realizó en Brasil. La sede la eligieron conjuntamente los presidentes de ambos países, Juan Domingo Perón por Argentina y Getulio Vargas por Brasil, con el acuerdo de ambas asociaciones nacionales. Sin embargo, luego la AFA se disgustó con la CBF y decidió no asistir, a pesar de estar inscripta desde 1948.
El mismo Perón, jefe del gobierno nacional y un poco molesto por el viraje que tuvo el acuerdo con su amigo Vargas fue quien marcó claramente las pautas a la AFA para el Mundial de Suiza 1954. "Si no hay equipo con posibilidades para ser campeón no vayamos", le habría dicho al entonces titular del ente madre del fútbol, Domingo Peluffo, luego de escuchar que había un preseleccionado que había realizado dos prácticas y que no conformaba siquiera a los dirigentes del fútbol vernáculo.

