Mucho más una batalla, que un clásico. Demasiado intenso, demasiado hablado. Lejos de lo que los dos pueden ofrecer. Pero, a los clásicos se los gana. Como sea, donde sea. Y Argentina sin lujos, sin los atributos del campeón mundial, ganó por 1-0 uno de esos partidos que quedan en la historia por más que sea inicio de Eliminatorias. Un cabezazo infernal de Nicolás Otamendi le dio la ventaja ante un Brasil que fue más impotencia que otra cosa.
Fue volver en el tiempo. A esas legendarias batallas de décadas pasadas. Así se resumió el primer tramo del demorado inicio del gran clásico en el Maracaná por serios incidentes, que incluso generaron que el plantel albiceleste se fuera al vestuario (ver página 29). El inicio fueron 25 minutos calientes, de roce, de pierna pesada, de amarillas. Con poco juego, sin profundidad y con un Brasil proponiendo desde sus limitaciones a cuestas. Pasó esa media hora y empezó otro partido dentro del primer tiempo. Brasil tuvo algo más de juego, llegó con cierto peligro y en un par de pelotas paradas preocupó a una Argentina ya desdibujada, sin tener posesión de pelota y con Messi en una pierna. En el resumen, lo mejor para el campeón del mundo fue el empate parcial en un escenario caliente.
En el segundo tiempo, no cambió casi nada en el trámite ni en la propuesta. Brasil apostó a quitarle salida a Argentina y buscó algo más de profundidad. No lo había conseguido pero a los 12′ una apilada de Gabriel Jesús dejó a Gabriel Martinelli cara a cara con Dibu Martínez para que se luciera. Tapadón. Salvada y reacción de Argentina. Llegó entonces el momento del partido, el instante místico del clásico, cuando a los 18′ de un córner desde la izquierda, apareció la gigantesca figura de Otamendi para clavar la pelota en el ángulo y poner al campeón arriba. Golazo y mazazo para un Brasil que no fue el de antes. Probó Diniz con cambios, metió todo y sobre los 39′ se quedaría en desventaja por una expulsión teñida de impotencia.
Y claro, Argentina ya con otro libreto, sin Messi en cancha, quiso dejar en claro que a los clásicos no se los juega, solamente se los gana. Uruguay lo había medido en la Bombonera la semana pasada. Ahora, en el histórico Maracaná donde alguna vez y no hace mucho empezó la leyenda, Argentina mostró el carácter del campeón. Con menos brillo, sin lucimientos personales, pero ratificando que hoy le marca el paso al que sea. Le costó desde lo táctico pero le sobró desde la personalidad, la que tiene un campeón del mundo. Ni más ni menos y a disfrutarlo.
Futuro
Tras un intervalo de más de diez meses, que incluirá en el medio la "Copa América 2024" en Estados Unidos, la próxima fecha de Eliminatorias será en septiembre: Argentina recibirá en el clásico trasandino a Chile, en estadio a confirmar.