En la previa al inicio de este Mundial, cuando a los jugadores argentinos se los consultó con quién les gustaría enfrentarse en la final la decisión fue una sola: España. Para la gran mayoría era cantado que ambos seleccionados iban a disputar el encuentro decisivo y se dio. Para la historia del hockey lo ideal era que los dos mejores del mundo definieran la edición 40. Para 8 de los 10 jugadores albicelestes será la revancha de la final perdida en el Mundial pasado (fue 3-1). Incluso la final del 2001 en San Juan y esa sangre en el ojo que quedó luego que España amargara a los argentinos por penales sigue latente. Condimentos, torcer la historia, y dejar el título en San Juan mandan y desde las 20 la respuesta comenzará a trabajarse, para una y hora media después poder pronunciar la palabra campeón y darle a Argentina el quinto campeonato Mundial en su historia.

Ambos están invictos, con un juego prolijo y con ideas claras de su misión. Argentina fue de menor a mayor. Mientras que la Roja, que viene de ganar las últimas 3 ediciones, ha tenido un desempeño parejo y contundente.

La rápida resolución y llegada al arco rival por parte de España. La constancia y empuje de Argentina. El juego veloz de los europeos. La exquisitez y habilidades que sólo los argentinos poseen. Diferentes propuestas, y otras tantas similitudes que serán el factor a explotar para que Argentina sume su 5to título, o España el 15to.

Aunque el mayor premio para la Argentina será poder ganar ante su gente, que colmará el Cantoni y será el sexto jugador que impulsara al elenco de Martinazzo. La prueba final se acerca, el día decisivo llegó. Tintes de revancha, pero con sabor de gloria.