Si la presidenta Dilma Rousseff y el titular de FIFA, Joseph Blatter, no tienen la mínima sintonía, y sólo las chicanas entre ellos pararon cuando empezó a rodar la pelota en el Mundial, ambos fueron socios de los abucheos que soportaron en la jornada inaugural en el estadio que mañana albergará el partido de octavos de final entre Argentina y Suiza.

El Arena Corinthians, o más conocido como Itaquerao, es un símbolo de los argumentos de las protestas sociales por los enormes gastos que hizo Brasil y que parte de la sociedad asegura no volverá en rédito para los sectores más vulnerables.

El Itaquerao necesitó de 1.150.000.000 de reales, unos 500 millones de dólares, como otros estadios, nuevos o remodelados, como el mítico Maracaná.

Pero, para el montaje de este enorme estadio, con interiores de escaleras de mármol, hubo sacrificio de vidas, tres operarios murieron, dos el 27 de noviembre al caer una grua con una carga de 420 toneladas, y en marzo, al caer desde unos ocho metros cuando se estaban colocando gradas.

Para los militantes que protestaron hasta comienzos del Mundial, esos tres hombres como así otros cuatro obrero muertos en la construcción de otros estadios, son los mártires de este Mundial.

En este estadio para 48 mil espectadores jugará Argentina, aunque para los encuentros mundialistas se le agregan 13.600 localidades más con tribunas tubulares en una de las cabeceras.

Luego, quedará para el Corinthians, uno de los equipos más populares de San Pablo, del que es hincha el ex presidente Lula, que dejará para siempre el viejo Pacaembú.
Un estadio en mal estado

El campo de juego del estadio Arena Corinthians, donde mañana el seleccionado argentino buscará los cuartos de final frente a Suiza, se encuentra en muy mal estado.

Desde lo alto del estadio, el terreno de juego del Itaquerao, como conocen aquí al escenario en el que se celebró la ceremonia inaugural, tiene sectores poceados, principalmente las áreas y la mitad de la cancha.

Por eso estuvo en duda hasta último momento la realización de la práctica para reconocimiento del campo de juego de ambos seleccionados. Finalmente, la FIFA lo permitió, pero vallaron las áreas para que los jugadores no pisen ese sector.

Además de la ceremonia y del partido inaugural entre Brasil y Croacia, en este escenario jugaron Uruguay-Inglaterra, Holanda-Chile y Corea del Sur-Bélgica.