Los números lo habían puesto contra las cuerdas, pero Árbol Verde como un león herido salió a buscar su destino a lo grande. Con coraje, sin especulaciones. Sabiendo que lo único que le daba un hilito más de esperanza era ganarle a Desamparados y ahí sí, ir por el milagro en la última fecha. Lo jugó a corazón abierto y terminó gritando a los cuatro vientos que la Primera División no le queda grande. Lo hizo con uno jugador menos por más de media hora, agregándole aún más emotividad al claro triunfo sobre Sportivo por 1-0. Ahora, en la pelea por no caerse, están apenas separados por un punto y llegarán a la última fecha del Oficial con la necesidad de ganar. Desamparados, ganando, iría a la Promoción, mientras que para Árbol Verde, lo único que le servirá será ganar y esperar que Sportivo no lo haga.

En la primera parte, todo fue nervios. De uno y de otro lado. Mucha marca, poco fútbol. No hubo llegadas de peligro pero todas las emociones se juntaron en el complemento. A los 17’ de esa segunda parte, Árbol Verde se quedó sin Ovalles por una agresión a Castro. Esa desventaja agrandó al Arbolino y lo que le quedó fue ir a frente. Arriesgó mucho Murciano desde el banco y Desamparados no supo como frenarlo. Llovieron los centros, y en uno de ellos Leandro Mallea no alcanzó a definir bien. Era un anuncio de lo que se vendría a los 39’ cuando Luján le dio rosca al corner desde la izquierda y encontró la cabeza del recién ingresado Jesús Hermoso para meter el gol de la justicia y de la esperanza para el Barrio Cabot. No hubo reacción en Desamparados. Ya era demasiado tarde y la historia parecía estar escrita. Árbol Verde, con el corazón en la mano, ganó el partido que debía ganar para intentar el milagro de quedarse. Sportivo perdió algo más que tres puntos. Mucho más.