La arquera Anabella Flores fue una de las figuras no sólo de la Selección argentina sino del Mundial entero, que estuvo plagado de estrellas. Su rol fue decisivo en la conquista del título y el esfuerzo que realizó durante meses, muchas veces en absoluta soledad, anoche dio sus frutos. "Hace años que veníamos esperando esta alegría con la Selección (finales perdidas ante España en 2017 y 2019). Realmente deseábamos tener revancha y lograr esto en casa, con nuestra gente. Es un momento soñado, incomparable", dijo la portera de Las Águilas.
Flores llegó extremadamente afilada a los WSG y su performance bajo los tres palos se convirtió en un verdadero muro para las aspiraciones de sus rivales. Ante España fue clave para mantener el cero en su arco, a la vez que en semifinales frente a Portugal resistió los momentos de máxima presión.
"Dejamos todo, no nos guardamos nada en ningún momento. Trabajamos durante muchos meses, sacrificando muchas cosas y finalmente hubo recompensa. Todavía no caemos en lo que hemos logrado", indicó la sanjuanina, quien en todo este proceso llegó a entrenar hasta cuatro veces por día para equiparse con el nivel de quienes militan en el exterior. "España tuvo momentos para definir y no pudo, a la vez que nosotros jugamos tranquilas, aplicando lo que habíamos estudiado de ellas", destacó la portera del CPC.
Por otro lado, la gran capitana, Luciana Agudo se mostró orgullosa del logro. En su noveno Mundial, jugó lesionada pero una vez más demostró su personalidad. "Teníamos sensación de revancha y por eso no queremos dejar de festejar. Es un premio a tanto sacrificio", apuntó.
El estratega
Darío Giuliani, el DT de Las Águilas, finalmente le dio rienda suelta a la emoción. Contenido en muchos partidos, anoche estuvo pleno. Y no era para menos. "Es una felicidad enorme, esto es muy lindo, increíble", destacó el entrenador sanjuanino.