Cuando el partido se moría y en las tribunas ya se festejaba la victoria, Germán Mandarino, de cabeza, consiguió el segundo tanto de Quilmes para establecer el 2 a 2 definitivo, el cual no sólo le quitó a San Lorenzo un triunfo que mereció, sino que también lo mantiene anclado en la zona de descenso. La pérdida de los tres puntos generó en la gente de San Lorenzo una gran tensión, la cual se vio reflejada en la agresión que sufrió el juez de línea Andrés Barbieri al término del encuentro, en un tumulto del cual participaron jugadores y auxiliares del equipo local. A instancias de Barbieri, el árbitro Patricio Loustau le anuló un gol legítimo a Luis Aguiar a los 18 minutos del primer tiempo, cuando el partido estaba 1-0 para Quilmes. También hubo intentos de agresión hacia Loustau, cuando iba a ingresar a su vestuario, y hacia la dirigencia de Quilmes, especialmente contra su presidente, el senador nacional Aníbal Fernández. Cuando el triunfo ya se festejaba en las tribunas, llegó el empate de Quilmes. A los 47 minutos, Elizari ejecutó un tiro libre que depositó la pelota en el medio del área, donde apareció Mandarino, quien agachándose cabeceó la pelota y la envió al fondo de la red. Después se desató la locura, primero de los hinchas y luego, camino a los vestuarios, de los jugadores. En un episodio lamentable.