Desde la previa del partido se vio que el mensaje del Roly Rodríguez les llegó a sus dirigidos, pese a estar en el cargo hace apenas cuatro días. "¡Vamos, eh! ¡Vamos que hay que ganar!", arrancó la arenga Martín Seri en el vestuario visitante, previo a cambiarse para saltar a la cancha. Lo siguieron uno a uno sus compañeros y así ese camarín que hace una semana tuvo aristas de velorio tras el empate que le costó la cabeza a Craviotto como técnico, mostró un giro de 180 grados, después ratificado también en la cancha. Porque San Martín fue otro. Se limpió la imagen abúlica de Almagro (ayer ese rol lo encarnó el tibio Rafaela) y regó de sudor el Nuevo Monumental. El 0-0 fue el premio a ese sacrificio. Y por eso las palabras vía telefónica del vice Jorge Miadosqui tras el final del partido dejaron sellada la continuidad del Roly como DT. Cerrando así un domingo bien distinto al de hace siete días. Incluso y aunque esté muy lejos, la versión renovada del Verdinegro deja abierta la puerta de luchar una Promoción. Aunque más no sea por una jornada más.

¿Puede un equipo mutar tanto de un encuentro a otro? ¿Cuánto un nuevo técnico logra cambiar de un plantel apagado? Mucho, es la respuesta para ambos interrogantes. Para ratificarlo hay que ver el video de ayer de San Martín. ¿Una imagen? En una pelota dividida en el medio de la cancha en el final del juego, se estrellaron uno con otro Décima y Rojas para trabar la pelota con un rival. El Verdinegro desde el vamos fue otro. Tuvo orden. Paciencia para saber pasar el temporal clásico del primer cuarto de hora cuando se juega de visitante. Lo complicó López con tres remates en la etapa inicial, pero en dos la falta de puntería del punta y en otra, las manos de Pocrnjic dejaron sin nada al local. A San Martín le faltó durante toda la tarde pimienta arriba, porque Roda y Cuevas lucharon en desventaja numérica, y aunque Zárate también mejoró su nivel, estuvieron sin la compañía necesaria.

El complemento fue más desparejo en el manejo del terreno y el balón, que casi siempre fue pertenencia santafesina. Pese a ello sólo un remate de Malano y otro derechazo del capitán Cáceres inquietaron al siempre seguro Pocrnjic. El ingreso de Díaz y Ceballos en la visita no cambió mucho el panorama, porque la Crema fue con todo y hubo que aguantar. Sánchez y Herrera rechazaron todo por arriba y el pitazo final cerró la tarde con una imagen idéntica pero con significados opuestos. Los jugadores de Rafaela con la cabeza gacha de vergüenza ante la silbatina de sus hinchas y los de San Martín también con la quijada apuntando al césped, pero de cansancio. Sabiendo que la misión de cambiar la imagen estaba cumplida.