El ciclista francés Julian Alaphilippe (Deceuninck-Quick Step) ganó ayer la tercera etapa del Tour de Francia, disputada entre Binche y Épernay sobre 215 kilómetros, y se convirtió en el nuevo líder de la carrera, después de un feroz ataque en el penúltimo muro de una jornada larga y dura después de la "crono" por equipos.
El galo apostó fuerte por un ataque que no permitió réplica. En plena subida a la Cote de Mutigny (3ra categoría, 900 metros al 12,2%), a 15,8 kilómetros de la meta. Uno de los favoritos para festejar la victoria a fin de mes en los Campos Elyseos, el colombiano Egan Bernal (Team Ineos), que iba a su rueda lo miró y no reaccionó.
Tiró con fuerza hasta atrapar a un Tim Wellens (Lotto-Soudal) que era el último superviviente de una fuga de cinco corredores iniciada casi en el origen de la etapa. Tras un problema en la máquina del belga, Alaphilippe ni miró atrás y puso la "directa", como si se trataran de unos kilómetros extra de la contrarreloj por equipos del domingo. Y no paró hasta que se supo ganador, cruzó la raya aplaudiendo y dando un zarpazo al aire, como lo hizo en San Juan, en enero pasado, tras ganar la segunda etapa en el Dique Punta Negra.
Y es que la victoria de etapa fue acompañada de la malla amarilla. Quien era líder, el holandés Mike Teunissen, se quedó y entró a 4m55s de Alaphilippe. Su compañero en el Team Jumbo-Visma Wout Van Aert no pudo retener el liderato para el equipo, ya que el pelotón no pudo dar caza a Alaphilippe.
El nuevo líder sacó 26 segundos a Michael Matthews (Team Sunweb), Jasper Stuyven (Trek-Segafredo), Greg Van Avermaet (CCC Team) y Peter Sagan (BORA-Hansgrohe), velocistas de lujo que se quedaron sin premio tras el ataque letal para sus aspiraciones del "mosquetero".
Hoy, después de una etapa en la que Ilnur Zakarin (Katusha) perdió 3m51s en meta tras averías y falta de piernas, o en la que Fabio Aru (UAE-Team Emirates) perdió 1m22s respecto a Alaphilippe tras un pinchazo, llegará la cuarta etapa de la ronda gala, entre Reims y Nancy sobre 213,5 kilómetros. Una jornada llana con dos pequeñas cotas que apunta a sprint masivo o escapada.