Hay un dicho muy antiguo, pero siempre vigente en el deporte que reza: “Vencer sin peligro es ganar sin gloria”. No tiene el mismo gusto coronar un triunfo cantado. Se disfruta más cuando las cosas cuestan y ponen al ganador final al límite de sus prestaciones. Ayer, en la tercera y última etapa de la accidentada 46ta edición de la Doble Chepes, su vencedor final, Daniel Zamora (Agrupación Virgen de Fátima) debió extremar sus fuerzas al máximo para alcanzar a una treintena de hombres que aprovecharon un problema mecánico que sufrió en plena “bajada” de la Cuesta de las Vacas y fueron abriendo una brecha que llegó hasta el minuto de diferencia, con respecto a quien había festejado en la siesta sabatina en Chepes. “Zamorita” en su versión remozada, libre de dolencias y problemas tuvo que sudar la gota gorda, para primero, alcanzar al grupo que tirado por los hombres de la Fundación Diberboll y la Municipalidad de Pocito buscó dejarlo sin el premio final.

Aproximadamente 40 kilómetros debió recorrer persiguiendo quien se quedó con la victoria en la clasificación general, hasta tomar contacto con la cabeza de la carrera. Y, gran parte de esa distancia, la hizo poniéndose al frente del pequeño grupo de siete corredores donde solo le quedaba su compañero Leandro Velardez, porque Luciano Montivero, Ricardo Escuela y Franco López, quedaron cortados por una rodada que se produjo antes de pasar por el control forestal.

Recién al promediar la segunda de las cinco vueltas al circuito urbano de Caucete, el doble ganador de la Vuelta de San Juan (2011 y 2013) pudiera “descansar” apuntalado por sus compañeros Nicolás Naranjo, Mauro y Adrián Richeze, quienes debían no sólo cuidarlo, sino también estar atentos a lo que podría ser un embalaje masivo entre 38 hombres que comandaban la carrera, 24 de los cuales estaban a una diferencia de 10 segundos; por lo que la bonificación para los tres primeros de la etapa les daba chances de ganar la clasificación general de la prueba.

Así fue que los pocitanos y Mardan atacaron de manera permanente tratando de romper piernas en las huestes “piqueteras”. Por presente y rendimiento, Naranjo y Mauro Richeze sabían que debían marcar las ruedas de Gerardo Tivani (Municipalidad de Pocito) y de Emiliano Contreras (Asociación Mardan), pero también aparecían allí acechando otros hombres que podían embarrarles la cancha y dejarlos sin el pan y sin la torta.

El interrogante era como estaba el físico de Zamora tras el catatán de la persecución, por lo que no arriesgaron y aplicaron la táctica del ataque para evitar ser sorprendidos.

Richeze, que había intentado un corte con el pibe Leo Rodríguez (Mardan) le levantó el embalaje a Naranjo, quien definió sobre Tivani. Y, al haber empate en tiempo y desconocer la mayoría, incluidos técnicos, la variante en el reglamento, se supuso que el velocista de La Bebida repetía la victoria del 2016 por mejor performance en la última etapa. Y no fue así, porque Naranjo el sábado terminó con el mismo tiempo pero en el 27 lugar y Zamora, ayer fue quinto. En la sumatoria de puestos, Zamora (1 y 5 = 6) y Naranjo (27 y 1= 28), la gloria, entonces, fue para el rawsino.

 

 

UCI: desempate
 

El espíritu (es más largo) del artículo 2.6.015 del reglamento versión 25/10/2017, dice: “En caso de empate, si no hay CRI, se recurrirá a la suma de puestos obtenidos en cada etapa”.

 

MOMENTOS DE CARRERA

 

Un susto. Transitando los primeros 20 kilómetros hubo una rodada, cayeron Camilo Mendoza y Emanuel Ibarra, relator y conductor de una radiomoto de Radio Sport. Por fortuna no hubo que lamentar mayores lesiones en ambos.

 

En duplicado. La lluvia que azotó a la provincia en la madrugada sabatina dejó sus charcos en Caucete. En el agua se producía el efecto espejo cuando los ciclistas pasaban a su lado.