Sonó el timbre del final y todas levantaron los brazos al cielo. Se sacaron la mufa de no poder jugar por el título del mundo, algo que les pasó en los dos últimos Mundiales. Ahora la gloria está al alcance de sus manos. Son dueñas de su propio destino. Se instalaron en el partido decisivo a fuerza de garra y coraje. Pero, por sobre todo, mostrando un nivel de juego extraordinario. Metidas en lo que deben hacer. Dispuestas de dejar en claro qué es lo que llegaron a buscar en Alcobendas. La Selección Argentina de hockey sobre patines derrotó categóricamente por 3-0 a Alemania, en una de las semifinales, y se clasificó al partido decisivo del Mundial que se disputa en suelo español. Justamente las anfitrionas y grandes favoritas al título quedaron ayer eliminadas luego de caer, con gol de oro, ante la sorprendente Francia por 4-3. Por eso hoy, desde las 16 (hora argentina), en el choque que definirá al nuevo campeón del mundo estarán frente a frente los seleccionados de la Argentina y Francia. Y, vaya paradoja, el campeón de los dos mundiales pasados (España) jugará en la previa, por el tercer puesto, ante Alemania.

El paso a paso que luce como bandera este plantel está en el último escalón. A punto de dar justamente "el paso de la gloria". Y no es casualidad. Lo hace porque el grupo se mostró siempre fiel a sus convicciones. Porque desplegó en la cancha todo lo que programó en la previa y porque sus jugadoras evidenciaron una concentración asombrosa. Porque tiene gol. Porque su defensa parece inexpugnable. Y porque cada una da todo.

Ayer, Alemania sufrió las consecuencias de este notable nivel de juego de la Argentina. Tanto, que antes de los cuatro minutos de juego el equipo del Negro Otiñano ya estaba ganando 2-0. Ese madrugón dejó atónitas a las germanas. Más todavía sabiendo que todo lo que tenían programado debían variarlo sobre la marcha. Primero fue Luchi Agudo, desequilibrando con habilidad. Después le tocó a Lorena Rodríguez, luego de un movimiento de triangulación envidiable.

Entonces, Alemania se rearmó tras pedir un minuto y cambió la tónica de juego. Ya no estuvo esperando. Salió a asfixiar con una marca pegajosa. Pero la Argentina supo cómo resolver ese nuevo sistema rival. El Negro varió, como siempre, el equipo en cancha y, con esa oxigenación, no sólo aguantó sino que tuvo aire para seguir mostrándose ofensivo.

En el complemento, el panorama no varió. Es más, promediando ese segundo tiempo, dio la estocada de gracia, que prácticamente sentenció el partido. Fue Adriana Gutiérrez, luego de un slalom impresionante, que dejó sin chances a la buena arquero alemana Cristian Klein.

Después, al margen de algunas jugadas peligrosas y de ciertos roces, la Argentina se floreó en su nivel y Alemania se dio cuenta que le sería muy difícil descontar.

Queda un único paso. El de la gloria. Pero este grupo trabajador de chicas convencidas en lo que hace está para dar ese último movimiento. Serán horas de ansiosa espera…