El piloto catarí Nasser Al-Attiyah (Toyota) se proclamó ganador del Dakar por tercera vez en su carrera y tras la victoria aseguró que este rally fue muy duro aunque lo haya liderado sin problemas casi desde el comienzo. "Nunca es una carrera fácil. Si fuese fácil, me quedaría en casa. Ha sido muy dura, aunque la hayamos liderado desde el tercer día", comentó Al-Attiyah al llegar a la meta del rally, en la décima y última etapa.
"Es un sueño volver a esta carrera y ganarla por tercera vez para mí y por primera vez para Toyota. Estoy seguro que en Japón estarán orgullosos", añadió.
Al-Attiyah afirmó que este triunfo lo empujará a volver el próximo año para defender el título y manifestó su seguridad en que sea con un equipo oficial de Toyota y ya no con la filial sudafricana de la marca japonesa, como ha corrido hasta ahora.
El piloto catarí había ganado antes en 2011 con Volkswagen y en 2015 con Mini.
El árabe auguró que esta victoria hará que el equipo Toyota sea muy fuerte en el Dakar durante los tres o cuatro próximos años, y valoró la fortaleza del Toyota Hilux con el que ganó la carrera.
Al-Attiyah recordó que el año pasado ya quedó segundo con el mismo coche y apuntó que habría ganado también si para entonces hubiese tenido los neumáticos con los que cuenta actualmente, fabricados especialmente para su todoterreno.
Sobre el recibimiento que le espera en Doha, el catarí anticipó que "habrá una gran celebración" y contó que su teléfono lleva colapsado desde anoche con llamadas y mensajes de sus familiares y amigos a pesar de que aún quedaba una etapa por disputarse.