Delirio. Lágrimas. Festejos al mil por mil. Un montón de cosas juntas después de ese gol del interminable Martín Palermo para ganarle al endeble Perú con un agónico 2-1. ¿Y ahora? Y ahora con Uruguay. El miércoles. A vida o muerte. A jugársela para ir al Mundial o a quedarse en casa mascando bronca. Una situación extrañamente complicada, especialmente porque este equipo que dirige Maradona no contagia confianza, ni mucho menos. Sobre todo por la manera que juega.
La cosa es así. Si la Argentina le gana a Uruguay se mete directo en el Mundial del año que viene. Si empata, igual puede clasificar directo (si Ecuador no vence, de visitante, a Chile) o bien ir al Repechaje (en caso que Ecuador le gane a Chile). Y, si pierde, aún puede ir al Repechaje (si no gana Ecuador), como también quedarse afuera de todo, en caso que los ecuatorianos se queden con los tres puntos. Chances distintas. Indudablemente para vivirlas a corazón abierto. Porque así será el cierre de éstas Eliminatorias. Con las pulsaciones al máximo de lo permitido.
Casi como lo que fue anoche. Casi, porque seguro serán más dramáticas. Futbolísticamente de este seleccionado argentino se puede dudar de todo. Lo saludable es que se puede dudar para mal, pero también para bien.
Ayer, el Monumental explotó en sensaciones diferentes. Desde las esperanzas que nacieron con el mismo partido, pasando por la bronca de la gente pidiéndole más al equipo y terminando con la explosión de alegría por una victoria sufrida. Polos diferentes, vividos en momentos diferentes.
Cuatro partidos se jugaban al mismo momento y eso obligó a que las matemáticas estuviesen a la orden del día. Con el triunfo argentino en movimiento, ya no importaba que Chile se metiese en el Mundial o que Venezuela se quedara afuera. Sólo importaba lo que pasaba con Ecuador-Uruguay. Cuando los ecuatorianos ganaban, la Argentina se estaba asegurando el Repechaje. Pero después hubo cambios. Uruguay le empató a Ecuador y Perú a la Argentina. Entonces todo volvió a fojas cero. Pero el vaivén del fútbol tuvo otro cambio de timón. La Argentina le ganó en la agonía a Perú y Uruguay, más allá de esa misma agonía, venció a Ecuador con un penal en el alargue.
Palabra más palabras menos, el análisis ahora va mucho más allá de la lógica. Lo cierto es que el equipo argentino llega a la última fecha de las Eliminatorias con la entereza de haberle ganado a Perú pero con más dudas que certezas. Y tendrá que vérselas con un equipo que, al margen de jugar de local, viene más entero anímicamente. Porque Uruguay, fechas atrás, estaba muerto. Como resignado a no ir al Mundial. Y ahora tiene la chance de llegar a Sudáfrica sin ni siquiera pasar por el Repechaje.
Pero claro, hay otro dato no menos importante. Uruguay tendrá que ganar para soñar. Y esa obligación seguramente lo enlazará con la ansiedad. Justo ahí es cuando crecerán las posibilidades argentinas.
A pesar de los ‘entuertos’ matemáticos, hay algo cristalino como el agua: Si la Argentina empata en Uruguay se meterá en el Mundial o tendrá la chance del Repechaje. El final pone nervioso a todo corazón argentino que late por el fútbol.

