Alejandro Sabella, el técnico de Argentina, tuvo como premisa el aspecto defensivo del equipo en el partido de ayer en Goiania, ante Brasil, y estuvo a un minuto de obtener el rédito que quería ya que el arquero Ustari tuvo poco y nada de trabajo.

Brasil no mostró ingenio para vulnerar el precavido esquema argentino de cinco defensores y tres volantes con mucho despliegue en casi todo el encuentro, salvo el dominio de unos 10 minutos que evidenció en el primer tiempo, cuando buscaba el empate. Tras conseguirlo en una posición inválida en un tiro libre, volvió la paridad.

Neymar y Luis Fabiano no estuvieron a la altura de sus pergaminos y el delantero que más peligro llevó, Lucas, fue reemplazado en el promedio del complemento, que derivó en un fuerte repudio del público brasileño hacia su técnico Mano Menezes.

La albiceleste se sintió tan cómoda con el empate que a medida que se acercaba el minuto 90, los jugadores se fueron refugiando cada vez más en su campo, pensando en el desquite, que será en 15 días en Chaco.

Y si había alguna duda, el cambio de Somoza por Martínez, el autor del gol argentino (volante central por delantero) terminó de sentenciar el propósito argentino. Pero en la última jugada de la noche, Desábato regaló el penal que Neymar transformó en el 2 a 1 final para el equipo local.

Argentina tuvo poco peso en ofensiva por su premisa, pero lo poco que hizo sirvió para lastimar. La pocas apariciones de Clemente Rodríguez en ataque fueron una variante interesante. El lateral por izquierda participó en la última parte del primer gol del partido,cuando Argentina fue subiendo con pases por derecha hasta que el defensor de Boca apareció por izquierda para asistir a Martínez, quien remató de la mejor forma la jugada. El ex Vélez junto a Hernán Barcos militan en clubes brasileños y ayer mostraron criterio en las escasísimas situaciones que tuvieron contacto con la pelota. En el último minuto Argentina se quedó sin lo que buscaba. Ahora en 15 días el desafío será tener como prioridad el arco rival.