Argentina volverá a jugar una final de un Mundial de fútbol tras 24 años y a 28 de su último título, al ganarle a Holanda en una emotiva definición por penales (4-2) que le siguió a un empate sin goles en el colmado estadio Itaquerao de San Pablo, en el que el arquero Sergio Romero tuvo su noche de gloria. Como en las dos últimas finales, Alemania será el rival a vencer si el equipo de Alejandro Sabella quiere llevarse su tercera Copa el domingo próximo en el estadio Maracaná de Río de Janeiro. Romero, considerado por FIFA "el jugador del partido" llevó primero tranquilidad al atajarle a Ron Vlaar el penal que abrió la serie y luego abrió la puerta del festejo cuando se tiró a su derecha para ahogarle el grito a Wesley Sneijder. Maxi Rodríguez completó la obra con la misma efectividad que lo hicieron Lionel Messi, Ezequiel Garay y Sergio Agüero en su vuelta. La emoción de ver a Lionel Messi en un grito de gol para festejar el pasaje a su primera final del que puede ser su gran Mundial, a Lavezzi rezando desde el banco, a Romero gritando para darse y dar fuerzas y el final, con los jugadores en pleno revoleando las camisetas ante los hinchas que hicieron atronar al Itaquerao.
El cero a cero durante 120 minutos reflejará que los dos tuvieron una excelente defensa, fiel a la exigencia directriz desde los bancos y que los delanteros no tuvieron chances, aunque las hubo por filtraciones mínimas, detalles nada más y en ese segmento Argentina estuvo más cerca del gol, con Higuain y en el alargue con un cabezazo incompleto de Palacio y remate de Maxi Rodríguez que terminaron en las manos del arquero Cillessen. Asimismo, en la única jugada clara de Holanda, sobre el cierre de los 90 reglamentarios, Robben la tuvo a disposición para fusilar a Romero pero apareció el enorme Javier Mascherano para tapar con una arrastradas tan valiosa como un gol.
Luego llegarían los penales y como en Italia "90 con Sergio Goycoechea de héroe, esta vez gracias a Romero el país más futbolero del mundo vivió una jornada de gloria. El domingo será otra historia, seguramente tan o más complicada que la de ayer…

