Pocito se vistió de fiesta. El encuentro disputado por San Martín ante uno de los grandes del fútbol argentino fue una final que nadie quiso perderse, pero que terminó con sensaciones encontradas en los sanjuaninos porque el resultado no fue lo esperado. Acertada fue la decisión de la dirigencia verdinegra en bajar el precio de las entradas y lograr que el Bicentenario luzca colmado casi en su totalidad, lo que le dejó una ganancia importante para las arcas del club. Esa medida favoreció para que familias enteras acudieran al coloso pocitano para ver una verdadera fiesta del público.

Poco más de 25 mil hinchas se hicieron presentes, colmando la Popular Norte, donde se ubicó el grueso de la Banda del Pueblo Viejo. Allí, se armó la fiesta de cánticos que intentó siempre contagiar al resto. Fue tanta la concurrencia que las Plateas Este o Oeste lucieron en su totalidad, obligando a algunas personas a ubicarse hasta en las escaleras para poder ver el encuentro. Por su parte, la Popular Sur, destinada a los “neutrales”, lució con aproximadamente 3 mil personas, que no pudieron con su fanatismo y si bien estaba prohibido ingresar indumentaria de Boca, se las ingeniaron para llevar globos de colores azul y oro para ornamentar la tribuna y demostrarle al equipo de sus amores, que contaban con su respaldo.

Desde el gobernador Sergio Uñac y toda su comitiva, hasta árbitros y jugadores de equipos de fútbol sanjuanino se hicieron presentes en Pocito para ver el encuentro que se presentaba como una gran final que finalmente fue así. Porque tan intenso fue el choque dentro del campo de juego, que obligó a que el público lo viviera con las pulsaciones a mil. Claro, ya con la ventaja en favor del Xeneize, los verdinegros comenzaron a inquietarse y reclamaron ante los errores de los jugadores de San Martín. Faltando poco y con el resultado casi irreversible, los más aventurados comenzaron a despoblar el estadio. Quienes se quedaron, terminaron reprochandole a su propio equipo los errores que lo llevaron a caer ante Boca. Otros, aplaudieron la entrega -sobre todo el complemento- del equipo.

Por eso la fiesta fue incompleta en Pocito. Los fanáticos verdinegros se quedaron sin el premio que fueron a buscar.