Hay partidos y partidos. Este que le toca hoy a San Martín es uno de esos en el que los puntos en juego van más allá de sumar para incrementar las chances del sueño de ascender. Es que el Verdinegro viene dulce. Ganó dos partidos seguidos (a Talleres, en Córdoba, y a Olimpo, en Concepción) y tiene la moral alta. Por eso, ganar sería fundamental para los dos frentes. Porque sumaría otras tres unidades y de paso alargaría el buen momento, algo que le vendría a las mil maravillas para encarar el otro partido de visitante que se le viene después (en Santa Fe, frente a Unión, el próximo sábado).

En la previa no es una locura imaginarse una victoria. Más porque Platense es un equipo alicaído, que llega golpeado por varias razones y, de paso, es el colero del torneo (sólo ha ganado dos veces en la temporada). Pero los partidos, todos, tienen diferencias y en la cancha es donde "se ven los pingos".

Lo que se prevé una calurosa tarde al lado de la Gral Paz, será otra prueba de fuego para este equipo de Néstor Craviotto, que ha encontrado un punto ciertamente ideal, especialmente a la hora de atacar y ser efectivo.

San Martín siempre fue un equipo bien estructurado. Tanto cuando estuvo el Pomelo Marini al frente como ahora, con Otto. Lo que adoleció es de potencia goleadora. Y ahí es donde Craviotto parece haber encontrado el equilibrio justo para que los delanteros la metan.

En Córdoba, Husaín y Ceballos (con colaboración del Colorado Lussenhoff) fueron los verdugos de Talleres. Y ante Olimpo apareció el petiso Cuevas, otra vez Ceballos y también Quiroga. Esa funcionalidad es la que le dio réditos al técnico. Por eso para hoy insistirá, atacando por todos los frentes.

Sin grandes variantes (sólo la vuelta de Décima, vital a la hora de marcar los tiempos en la zona de gestación) San Martín encarará a este débil Platense. Porque el Calamar necesita imperiosamente los puntos en juego. Por una cuestión de supervivencia en la categoría. Y, al ser local, tirará con todos sus cañones. Pero el Verdinegro ya demostró que está equilibrado para aguantar (lo hizo ante Talleres) y herir cuando el rival le de la mínima ventaja. Hoy debe volver a demostrarlo.