-¿Sentís una motivación extra al defender la camiseta de San Juan?

-Seguro. Jugar para la provincia de uno es algo diferente a hacerlo para un club. Es muy linda esta chance que tengo de jugar los Binacionales.

-¿Siempre de punta o arrancaste en otra posición?

-No, cuando empecé en Trinidad a los cinco años lo hacía de ocho, después tuve un paso por Alianza donde lo hice de cinco y volví y ahí sí ya jugué de delantero.

-¿Cómo se dio la chance de llegar a la CAI?

-Estaba jugando un Sub 15 con Trinidad en un torneo a fines del 2009 y nos cruzamos con la CAI. Acá perdimos y allá también perdimos, y cuando terminó el partido allá me pidieron el número de mi mamá para ver la chance que me fuera a la otra semana así largaba la pretemporada con ellos. Le llamaron a mi vieja y a principio de 2010 me fui para allá junto a otro chico de Trinidad, Reynoso.

-¿Qué se te cruzaba por la cabeza a vos al irte solo para allá?

-Yo siempre quise jugar al fútbol de manera profesional y esa era la chance que tenía de empezar a concretarlo. Antes de irme para allá siempre mi mamá (Beatriz) me preguntaba si quería ir y yo le decía que sí, que era mi sueño.

-¿Antes habías tenido otra chance de irte afuera de la provincia?

-Sí. Cuando tenía nueve años me vio un representante de Talleres de Córdoba en el Mundialito de Trinidad y me quiso llevar de una. Pero mi mamá le dijo que no porque era muy chico todavía.

-¿Se hizo duro estar alejado de la familia?

-Fue difícil al principio. Muchas veces uno se siente muy solo cuando juega y nadie me iba a ver. Ahora eso cambió bastante porque desde hace cuatro meses me puse de novio con Micaela, que es de allá, así que ella me va a ver en los partidos.

-¿Cuál fue el momento más duro que tuviste en Comodoro?

-A principio de año tenía un técnico nuevo, que mucho no me bancaba. Me convocaba y no me ponía nunca. Eso me tenía bajoneado. Me quería venir porque pensaba que estaba perdiendo el tiempo allá. Pero los consejos de mi familia, sobre todo de mi mamá, me hicieron quedarme allá y ahora estoy en la Primera local de la CAI.

-¿Alguna lesión complicada?

-Una sola. En un partido el año pasado, que era justo el día de mi cumpleaños, el 9 de abril, y había ido mi mamá a verme, me golpee en la cadera y se me salió un hueso. Me dijeron en principio que tenía para tres meses, pero al mes y medio ya estaba jugando.

-¿Eras muy apegado a tu mamá?

-Sí. Soy el único varón, así que siempre al lado de ella. Costaba despegarme, casi siempre estaba en casa.

-¿Algún regalo por el Día de la Madre?

-Un cuadro que le pegué la foto de mi mamá atrás y que traía adelante una poesía hacia ella de alguien que era único hijo, que en mi caso soy el único varón, porque tengo además dos hermanas.

-¿Y un reto que se pueda contar?

-Sí, de chico cobraba seguido (sonríe). Me decía que era muy inquieto. Una vez tuve que correr bastante por la calle para escaparme.

-¿Un consejo de ella que te marcó?

-Me enseñó mucho el tema del respeto hacia el otro. Apenas me fui siempre me acuerdo lo que me decía que me quedara, que aguantara, que era mi futuro lo que estaba en juego.

-La última, ¿el regalo para mamá esta vez cuál será?

-Me gustaría regalarle la medalla de oro. Además, todos los trofeos y medallas que gané se los di a ella. Espero en su día darle una alegría como ésta.