Ariel Svriz tenía 7 años y, como muchos arqueros de hockey sobre patines, empezó como jugador de campo. En la siguiente temporada "hacía falta un arquero, probé y me gustó. Y ya me quedé. Siempre mi viejo decía que ponía mucho entusiasmo en el arco, entonces seguí", repasa el protagonista de esta historia que hoy, a los 36, casado con Mariela y papá de Candelaria (9) y Lautaro (4) integrará por segunda vez un plantel del seleccionado argentino que jugará un Mundial. Pasado mañana ya parte a Francia, donde será la recta final de preparación para el torneo que comenzará el 20 de junio

-¿Cómo te encuentra este nuevo desafío?

-La verdad es que no lo esperaba y estoy muy contento. Además que hace rato que sentía que el tren de la selección ya había pasado, el llamado llegó cuando tenía casi los patines colgados. Había decidido dejar de jugar al final del año pasado por varios factores y esto me motivó a seguir.

-Cuando te dijo el entrenador, Darío Giuliani, que estabas en sus planes, ¿qué le dijiste?

-Que tenía que bajar quince kilos, jaja. Y que estaba totalmente dispuesto a hacerlo.

-¿Y cuando diste la noticia en tu casa?

-Mi esposa se sorprendió. Es que yo iba a dejar el hockey, pero en el fondo sabía que una oportunidad así no la podía dejar pasar.

-¿Hay que compensar de alguna forma en la familia?

– (Se ríe) Siempre traigo regalos, no se si esta vez alcanza. Parece que se paga por varios años, jaja. Pero la verdad es que si sigo en carrera, es por el apoyo que recibí.

-Este año recibiste entonces una gran inyección anímica.

-Sí, vengo entrenando desde noviembre, mejoré en lo psicológico y también mucho en lo físico.

-¿Y que pasa con la idea del retiro?

-Ahora ni pienso a futuro. En una semana me llamaron de la Selección y también de Banco Hispano. Fue una semana bastante movida. Tengo muchas motivaciones. En el Mundial de fútbol del año pasado, mis hijos lo vivieron muy apasionados. Y ahora pueden ver a su padre con la camiseta de Argentina.

-¿Cuáles son tus aspiraciones deportivas en el torneo?

-Jugar la final. Y siempre tratar de ganarla. Por ahí se da otro resultado, pero sí entregaremos lo mejor posible.

-¿Y la titularidad?

-El arquero vive otro mundo. Este año experimenté jugar y en otros partidos estar en el banco. Y la verdad es que trato de apoyar de la mejor manera al equipo. En otra edad quizás no lo hubiese hecho, por mi forma de ser. Ahora trato de dar lo mejor si me toca atajar y de apoyar si le toca al otro. Lo importante es que el grupo vaya para adelante. Por ahí hay que dejar lo personal para que al equipo le vaya bien. La satisfacción mayor es salir campeón. Ya logré estar en un Mundial, en 2003. Ahora lo que quiero es que mis hijos me vean con la camiseta de Argentina y el título.