– ¿Por qué te hiciste boxeador?

– Porque fui a ver al hermano de un amigo que se entrenaba en el Club Unión y me gustó.

– ¿Qué edad tenías?

– 13 años.

– ¿Antes habías pensando en subir a un ring?

– No, nunca, hasta que fui al gimnasio por primera vez.

– ¿De chico eras de pelearte?

– Sí, era muy pendenciero. No había día que no peleara.

– ¿Es cierto que el Chino Saldaño te hizo saltar +los chocolates+?

– (Sonrisas) Sí, me ganó, pero éramos chicos.

– ¿Qué edad tenían?

– No me acuerdo, siete u ocho años.

– ¿Y ahora, le ganarías vos?

– Ahora no lo pelearía, somos muy amigos.

– ¿Pensás que te dejaría ganar si corren una carrerita en bicicleta?

– No. Es un ganador nato. No le gusta perder ni a las bolitas.

– ¿Qué significa el boxeo para vos?

– Todo. Si no fuera por el boxeo, no podría mantener a mi familia. Tengo que agradecerle al boxeo que me sacó de la calle. Me salvó. Yo crecí entre gente buena y mala. Si no fuera por el boxeo, tal vez estaría preso.

– ¿Alguna vez robaste?

– Nunca. Se lo juro por mi hijo Franco que tiene tres años y es lo que más quiero.

– ¿Tuviste ocasión?

– Conocí gente que ahora no está o está presa por robar. Me juntaba con ellos, siempre trabajé para conseguir lo poco que tengo.

– ¿Hasta qué grado fuiste a la escuela?

– Hasta octavo. Después me metí en el boxeo y trabajé.

– ¿Desde qué edad trabajás?

– Desde los ocho años. Vendía verdura, hacía changas.

– ¿Por qué desde tan chico?

– Porque no tuve papá, me crió mi mamá y mi abuelo Oscar. Muchas veces no alcanzaba para comer y había que salir a trabajar.

– ¿Cómo son los recuerdos que tenés de tu infancia?

– Tristes. Por eso quiero ser campeón mundial para que a mi hijo no le falte todo lo que me faltó a mí, especialmente el cariño de un padre. Todos los días lo llevo a la escuela y por las tardes cuando dejo de entrenar me voy a jugar con él al parque.

– ¿Tuviste regalos en los días del niño?

– Nunca. Por eso quiero comprar algo para festejar con Franquito y mi señora Cintya.

– ¿Quién te puso el sobrenombre Noni?

– Mi abuelo. Nunca me dijo por qué, será porque era muy dormilón de chiquito. Todo el mundo me conoce por Noni.

– Fanático de Unión, ¿no?

– A muerte. Lo voy a ver todo los partidos.

– ¿Tenés algún jugador preferido?

– Carlos Biassotti, ahora no está en el club, pero siempre me gustó. Se nota que es buena persona. Cuando salimos campeones me metí a la cancha para pedirle la camiseta y cuando llegué ya se la habían sacado.

– ¿Qué te gusta más, la música o la televisión?

– Las dos cosas, pero en la TV sólo veo deportes o las peleas de boxeo y el vale todo.

– ¿Tu boxeador preferido?

– Manny Pacquiao, es único, todo lo hace bien. ¿De antes? Tyson, era un noqueador impresionante.

– ¿Ténes miedos?

– No arriba del ring no le tengo miedo a nadie.

– ¿Y abajo?

– Mi temor es sufrir un accidente y no poder ayudar a mi familia. El boxeo es muy duro y un golpe bien dado puede dañar a un boxeador, puede quedar medio tonto.

– ¿Cómo ves a los rivales?

– Antes y durante la pelea como personas que vienen a robarle la comida de la boca a mi hijo. Después, como un amigo… ¿Cómo se dice?… Colega.

– ¿Seguís trabajando en los pozos?

– Por ahora no. La empresa cerró y nos quedamos sin nada. Pasé tiempos difíciles, no sabía que hacer. Me metí al gimnasio y le pegaba a la bolsa con más bronca que nunca.

– Y ahora, ¿de que vivís?

– Tengo un contrato en la Municipalidad de Rawson y desde hace un mes me está ayudando don José Díaz, del Sindicato de Empleados Públicos. Como uno pelea cada 45 días, si no fuera por su apoyo sería muy difícil seguir boxeando.