Sentado siempre en la Platea Baja Sur del Serpentario. Ahí, una hora antes de cada partido que Sportivo juega de local, se lo puede encontrar siempre a Isaac Roque Paz -el ‘Pelado’ para el mundo futbolero- que en ese mismo lugar recordó con nostalgia su pasado como jugador de Desamparados. Se emocionó al hablar del año 1969, donde el Puyutano con un plantel plagado de humildad hizo historia jugando los Torneos Nacionales y rozándose con el fútbol de elite.

-¿Siempre ubicado en el mismo lugar? -Sí, siempre acá. Nunca dejé de venir a ver el equipo que amo y voy a venir hasta que Dios diga ‘hasta acá llegaste’. Espero que falte mucho para eso. Siempre nos ubicamos acá con Alfredo ‘Tripa’ Cortéz, Firmapáz, Juan Alós y Recúpero, vamos a seguir viniendo hasta que Dios diga. -¿Cómo llegó a Desamparados? -Yo jugaba en las Babys. Jugué en ‘Triángulo Rojo’, en ‘Puyuta’, que era un equipo que armó un chico del barrio. A mis 14 años empecé a ir a Atlético de la Juventud porque mi padre era hincha y él me empezó a llevar en bicicleta, ¿y sabés por qué no jugaba? Porque no tenía un auto, entonces decidí no ir más y ahí, como era vecino de Luis Recúpero, nos vinimos todo ese grupo acá, eso fue en el año ’62. -Y después, ¿cómo siguió todo? -Éramos un gran equipo. Salimos campeones en el ’63, en el ’64 campeones con la selección de la Liga Sanjuanina, en el ’66 fuimos campeones argentinos en la Copa ‘Beccar Varela’, en el ’67 fui a Central a préstamo por un año y volví en el ’68 y ahí la luchamos tanto que en ’69 fuimos al Nacional que fue tan hermoso que nos clasificamos por la moneda. -¿Ese año fue el más glorioso? -Sin dudas, el ’69 fue glorioso. No me olvido nunca más. Recuerdo ese 21 de septiembre que le ganamos a Huracán en Parque Patricios o cuando le ganamos a Gimnasia de Mendoza de Victor Legrotaglie, a ellos no le ganaban ni los profesionales. -Anécdotas deben haber un montón… -Hemos vivido muchas cosas. En los viajes sufríamos mucho, con decirte que una vez cuando íbamos a Neuquén y tuvimos que bajarnos a empujar el micro porque no podía subir; y así lindas anécdotas como en Bahía Blanca cuando ganamos por la moneda, después fuimos a Chaco en micro, ¡y qué micros eran! Nada que ver con los colectivos que hay hoy. -¿Qué piensa cuando conoce los sueldos de un jugador actual? -Nooo… no se puede creer. Nosotros cobrábamos chauchas. Nos entrenábamos dos o tres veces a la semana. Cobrábamos mediante conversación. Por ejemplo yo siendo capitán, o el ‘Tripa’ Cortéz o ‘Pepillo’ Rodríguez, conversábamos entre nosotros y le decíamos al dirigente que necesitábamos un aporte, entonces jugábamos por la recaudación, o sea si se recaudaban 300 pesos una parte era para nosotros y otra para el club. No sabíamos qué significaba la palabra contrato o sueldo. Por ahí conversamos nosotros y decimos ‘mirá si estuviéramos jugando ahora lo que ganaríamos’. Nosotros jugábamos por sentimiento a la camiseta y nada más.