Las lágrimas en su rostro lo decían todo luego de superar el martes a La Unión y cerrar la serie que depositó a UPCN por segundo año consecutivo en al final de la Liga Argentina de Vóleibol. No era para menos, sobre todo para él, porque su temporada fue diferente. Especial. Gustavo Molina, de 29 años, el único sanjuanino en el equipo titular, atraviesa su mejor momento desde que es jugador de vóleibol y así lo destacó ayer, en un día en el que no pudo dormir por todo lo que le tocó vivir. Porque en esta temporada pasó de ser suplente, con muy poco tiempo en cancha, a titular indiscutido cuando Gustavo Porporatto, a principio de este torneo abandonó el deporte. Incluso estuvo muy cerca de retirarse y dedicarse a otra actividad -pensó en ser policía- ya que consideraba que en el vóleibol no tenía lugar o un futuro importante. No obstante le llegó su chance, se afianzó y hoy es el máximo bloqueador de la Liga. El central mira con buenos ojos la final ante Bolívar que arranca mañana en el Cantoni y se ilusiona, pero no quiere anticipar que serán campeones.
-¿Cómo fueron las horas posteriores luego del pase a la final?
-Llegué a las 2 a mi casa y me puse a ver una película, pero todo el tiempo pasaban por mi cabeza imágenes del partido. Recién me pude dormir a las 5 y a las 9 ya estaba despierto. Me fui a cortar el pelo, para hacer otra cosa. Prácticamente no pude pegar un ojo y por la siesta recién me dormí. En la previa tampoco había podido descansar mucho, que se sumó a la tensión de querer jugar y ganar para revertir lo hecho en Formosa, todo eso llevó mucho desgaste y ansiedad.
-¿Fue el partido más importante de tu vida?
-Tuve partidos importantes con Obras en los play off y que fueron muy difíciles, pero este con UPCN es diferente, porque llegamos a la final, porque soy titular y por la gente que anoche (por el martes) nos apoyó ya que jugar así es hermoso. En el cuarto set, cuando sacamos 10 puntos de diferencia miraba las tribunas, a mi familia y sólo pensaba en festejar.
-El año pasado eras suplente, ahora titular indiscutido. ¿Eso lo hace especial?
-Se me dio por la desgracia de Porporatto (se retiró), aunque yo estaba listo. No obstante el apoyo de mis compañeros y el cuerpo técnico llevaron a que me estén saliendo bien las cosas. Ahora tengo continuidad, unos compañeros que son unos fenómenos y eso me contagia. Pero sin dudas que ser titular lo hace especial porque la final del año pasado me tocó verla de afuera. Ahora estar adentro se siente distinto y por eso las lágrimas del final que es bueno expresarlo de esa manera.
-¿Ahora sí se le puede ganar a Bolívar?
-El año pasado ganarle a Bolívar era una utopía porque venían ganado todo. Era otro equipo, este es más parejo con respecto a nosotros, por eso la final será pareja y dura. Acá lo positivo es que empezamos de local, eso es clave y te da un plus. Además jugar con nuestra gente influye y nos motiva.
-¿Este UPCN es más que el del año pasado?
-Hay una evolución, pero no en individualidades sino que es una cuestión de equipo. Jugamos en grupo y si jugamos en equipo ellos no nos pueden ganar. Nosotros sabemos que podemos, pero queremos ir paso a paso.
-¿Ya te imaginaste lo que sería salir campeón?
-No me lo puedo imaginar todavía. Lo que sí sería resurgir de nuevo porque estuve cerca de dejar el vóleibol. Es que tuve problemas con la salud de mi papá, que se sumó a que ya estoy llegando a los 30, no jugaba porque era suplente y me puse a pensar que iba a ser de mi futuro. Incluso estuve muy cerca de ser policía. Pero esta temporada todo cambió y yo disfruto el día a día y hoy estoy feliz y contento con el voley. Quiero disfrutar a pleno porque esto no lo viví nunca y llegar a la gloria sería una motivación extra que no existe plata alguna para comprarlo.
