-Naciste un 21 de septiembre. Día especial para festejar un cumpleaños.
-La verdad es que siempre le llama la atención cuando alguien se entera. Es lindo festejar el cumpleaños de picnic. Antes, cuando no vívía solamente del ciclismo, pasaba como un día más.
Ahora con los niños lo trato de disfrutar más porque ya van a la escuela y les cuentan de los festejos en el parque y en los campings.
-¿Cómo fue el festejo de los 34 años entonces?
-Estoy acostumbrado a levantarme a las 6,30 para llevar a los chicos a la escuela así que primero que nada, descansé como hasta las 9. Me levanté, lavé el auto, almorcé con mi señora Silvina y los chicos y de ahí nos fuimos al Cerro Blanco, pasando a buscar primero por Zonda a mis suegros, que son los fanáticos del mate.
-¿Qué regalos recibiste?
-Mi mamá, una remera. Mi señora y mis hijos también me compraron ropa, lo mismo que mis suegros. Esta noche (por ayer) irán algunos amigos a saludarme y veremos si algún regalo llega.
-Hasta ahora, todo ropa. ¿Te gusta mucho?
-No, al revés. Mi señora, que es lo mejor que me pasó hasta ahora en la vida, es la que me compra siempre.
-Qué es peor. ¿Una contrarreloj o un traje?
-Saco, corbata y zapatos es lo peor. Siempre que puedo ando solamente en ropa deportiva.
-¿Cómo se conocieron con Silvina, tu pareja?
-Fue cuando yo vivía en la casa de Oscar Villalobo y corríamos juntos en Palmar del Lago. Ella es prima de Oscar.
-¿Y cómo se portó el primo?
-Bien, pero el que más tuvo que ver fue José Luis (hermano de Oscar). Cuando Oscar no entrenaba estaba en la casa de su novia. El Jose ayudó con mensajes y con al primera vez que nos vimos con Silvina.
-Con tus suegros todo bien. Fueron al picnic.
-Me llevo muy bien. Por ellos me hice fanático de Boca. Antes, me daba igual si ganaba o perdía, pero cuando empecé a ir a la casa, me cargaban mucho porque son de River. Por eso siempre espero que gane Boca. Y si pierde River, ahí nomás hago un llamadito por teléfono.
-¿Soñabas con ser ciclista cuando eras chico?
-No, quería estudiar para trabajar. A los 15 años practiqué por primera vez un deporte. Mi hermano menor, Sergio, jugaba al fútbol en el club Carpintería. Quise hacer lo mismo que él, pero no tenía condiciones… no la veía ni cuadrada (risas).
-¿Y en qué puesto jugabas?
-Iba a patear la pelota, pero no tuve la constancia. Y al ciclismo entré por el trabajo. Tenía diez kilómetros desde mi casa y me iba en bicicleta. Encontraba a los ciclistas de Carpintería, de Media Agua, que son los que transitaban por la Ruta 40, y me les ponía atrás. Los fui conociendo y ellos me fueron llevando. Daniel Díaz, de Cochagual, me regaló la primera camiseta que tuve. Me invitó a su casa, su mamá me invitó un te y me regaló una camiseta de líder. No me acuerdo de la competencia, pero era blanca con vivos rojos.
-Y así empezó la carrera.
La primer carrera fue en El Cerrillo, para abajo. Un campeonato de tres domingos. Y en los tres abandoné porque no sabía lo que era entrenar. Después, no me bajé nunca más de la bicicleta.
-¿Qué deseo de cumpleaños pedirías ahora?
-Volver a ganar la Vuelta (de San Juan). Le debo mucho a la Agrupación (Virgen de Fátima) y en lo personal quiero regalarle una victoria así.

