En la recta opuesta, a poco de empezar a transitar la última curva, Pechito López se persignó. Ayer, y con la sencillez de hombre de provincia, el de Río Tercero confesó que se persignó porque ya no aguantaba seguir manejando con el volante colgando. "Agradecí porque no daba más y ya era un riesgo tremendo manejar así, principalmente en el rulo", dijo y luego, consultado sobre su gran momento, Pechito sonrió y siguió con la onda religiosa: "Bianchi dijo una vez que tenía el celular de Dios. Yo no lo tengo, pero seguro que Dios me estaba mirando y por eso me tiró una mano".

Pechito lleva un histórico tres de tres en categorías diferentes, un logro que lo llena de orgullo. "Uno se imagina esto y lo sueña, pero verlo concretado es espectacular. Cuando gané en TC y después en TC2000, me empezó a gustar la idea de vencer en TRV6, pero no quería darme manija. No es fácil ganar y menos tres domingos seguidos. Creo que en esto hay mucho trabajo, especialmente de los tres equipos que me dieron autos muy competitivos", dijo Pechito.

Y luego agregó que "disfruté mucho esta carrera porque me pasó de todo. El sábado rompí el motor, giré poco, hice la pole, gané una serie muy difícil, en la final se me rompió el volante… Por eso el triunfo tiene un sabor especial".

En tanto, sobre el momento en que se aflojó el soporte del volante, Pechito dijo que "en la vuelta 10 se salió un tornillo y el volante se me cayó en las piernas. Perdí mucha sensibilidad y después se me cansaron los brazos de sostener el volante. Me preocupé mucho cuando se me vino Spataro y por eso preguntaba por radio cuánto quedaba. Pero Cristian (Avila, uno de los dueños del equipo) me dio aliento en todo momento y eso fue muy importante".

López retornó a la categoría en San Juan (antes había estado en apenas tres fechas) y en El Zonda cumplió su tercera presentación personal, ya que las dos anteriores fueron en TC 2000 (2007 y 2008). Y con esa poca experiencia, en el Copello se fue con la pole position, la victoria en la serie y el triunfo en la final.