-¿Por qué Tanque?
-La verdad que no sé. Será porque voy a pelear todas las pelotas arriba. O tal vez por lo gordo, como dicen mis amigos que estoy.
-¿Quién te puso ese apodo?
-Un periodista del DIARIO, fue cuando empecé a jugar. No me acuerdo bien quién fue.
-¿Cómo es ser cartero?
-Es muy lindo. Amo esta profesión, pero es muy sacrificado porque entro a las seis de la mañana y a veces salgo a las tres de la tarde. Es mucho esfuerzo porque además tengo que estar a las cuatro en el club.
-¿Cómo entraste al correo?
-Mí hermano, Luis, trabajaba ahí. Y cuando falleció en el 2007 el secretario General de Foecyt (Osvaldo Molina) me preguntó si quería ocupar el cargo de él. Y yo acepté sin dudar, entré el 10 de diciembre de ese año.
-¿Qué le paso a tu hermano?
-Tuvo un accidente en moto.
-¿Eras muy unido con él?
-Sí, nos llevábamos un año de diferencia. Éramos iguales, la gente del barrio nos decía "los mellizos’ porque éramos idénticos. Fue un golpe muy feo. Nunca pensé que me iba a pasar algo así.
-¿Jugaba al fútbol como vos?
-No, era mejor todavía. Jugaba de enganche, era un crack. Era divertidísimo, alegre, simpático y tenía amistades por todos lados. Era muy querido.
-¿Pensaste en dejar el fútbol por eso?
-Sí, de hecho, deje de jugar. Cuando te pasa algo así querés dejar muchas cosas de lado. Pero era imposible tirarme al piso porque mis viejos son grandes y tenía que estar bien para darles fuerzas. Gracias a mis amigos, que me ayudaron siempre, también pude salir adelante.
-¿Lo superaste a ese golpe?
-No, uno no lo supera todavía. Hoy llegué a casa y justo encontré un pen drive que tenía en mi pieza. Me puse a ver las fotos que tenía con él, que no las veía desde antes del choque, y la verdad que los extrañamos y pensamos todo el día en él. Por suerte ahora está el regalón (su sobrino, también llamado Luis), que le da alegría a la casa.
-¿Y antes de ser futbolista que hacías?
-Estudiaba y vendía semitas en la bici. También hacía rosquitos porque nunca me gustó pedirle nada a mis viejos, me quería ganar todo yo solo.
-¿Y se vendía o no?
-Sí, se vendía. La gente compraba bastante. ¡Pero también las comía mucho yo!
-¿Debés ser buen cocinero?
-Y…sí. Hago muy bien las papas fritas (aparecen sus risas y las de su madre). Cosas simples.
-¿Acá en la quiniela de la familia también das una manito?
-Sí, atiendo mucho. Hace más de 10 años que la tenemos y cuando mi mamá no puede yo hago el rol de quinielero. Y a veces también juego.
-¿Traes buena suerte al barrio?
-Sí, mi mamá es la conocida de la cuadra. Esto se llena de gente.
-¿Vos con qué número te identificas?
-Con el 99 porque son los hermanos. Para mí él (por Luis) es todo.
-¿Los tatuajes también tienen que ver con él?
-Sí, antes tenía uno chiquito pero cuando falleció me hice seis más. Todos tienen un significado relacionado con él.
-¿Y vienen más?
-Puede ser, pero más adelante porque sino no voy a encontrar a una chica que me quiera (sonríe).
-¿Andás "flojo’ en ese aspecto?
-Es que la verdad que no hay tiempo para nada. El laburo, el club, el gimnasio, terminás fusilado. Llegan las 10 de la noche y me duermo. Cuando no me den más las piernas tengo que conocer a alguien y formar una familia.

