Qué difícil decisión para mañana. No me considero un fanático de esos que no pueden salir a la calle si el equipo de su preferencia pierde, pero la verdad es que todavía no tomé una decisión y no sé a qué equipo voy a alentar.

De un lado está el River de mis amores, el equipo que seguí domingo a domingo hasta que lo ví caer en la temida B, para regocijo de nuestros eternos rivales. Pero del otro está mi querido Sportivo, el Puyutano al que incluso fui a alentar junto a mis hijos, más fanáticos que el padre, hasta que llegó el codiciado ascenso a la B.

Por esas cosas del destino, mañana se verán las caras los dos equipos de mi preferencia y la disyuntiva es a quién alentar, conociendo que ambos necesitan el triunfo para seguir en carrera. Además, un empate, como para dejar conforme a todo el mundo, a mí no me basta.

Pero, ¿a quién le pongo las fichas?, ¿a un equipo del interior que de puro guapo alcanzó el ansiado ascenso y se empezó a codear con los grandes? ¿O mejor a uno de los grandes, que por esas cosas de las dirigentes, según dicen, tuvo que pagar caro esos errores y ahora tiene que pelear desde abajo para volver a lo más alto del fútbol argentino?

Como dije, no soy un fanático de esos que se la pasan con la oreja pegada a la radio o no se despegan del televisor para seguir al equipo. Pero sí me gusta enterarme en el resumen deportivo cómo les fue a los equipos por los que simpatizo.

De los que sí estoy seguro, es que al partido no lo voy a ver, no me aguantaría la ansiedad. Por eso, que sea lo mejor para los dos. ¿Cuál me gustaría que gane? Todavía no lo decido.