Se había llamado a silencio tras ese polémico Vélez-Huracán que decretó el título del Fortín en el Clausura 2009 y que sembró algo más que polémica en la carrera arbitral de Gabriel Brazenas, debido que en la jugada previa al tanto de Maxi Moralez para la coronación hubo una clara infracción al arquero de El Globo que el juez ignoró. Hoy, a varios años de ese final, Brazenas dirigió algunos partidos de la Copa Argentina de Futsal, en Mar del Plata, llevado por su afinidad de trabajo y encolumnado en el proyecto político de Daniel Scioli en Buenos Aires.
-¿Cuál es tu presente?
-Hoy estoy alejado del arbitraje. Con 46 años y con tiempo para dirigir todavía, yo decidí alejarme. Fue todo demasiado ingrato. Como que hubo un ensañamiento exagerado e injustificado de la corporación en contra mío: sigo insistiendo en que esa jugada (por el gol de Vélez ante Huracán) no hubo falta y que los dos (Joaquín Larrivey, delantero de Vélez, y el arquero de Huracán, Gastón Monzón) fueron abajo igual. Pero ya no tiene sentido que lo repita. Yo sé lo que soy y lo que hice.
-¿Qué te dejó el paso por tu carrera arbitral?
-Lo puedo resumir en una frase que dice todo: si me dieran a elegir nuevamente en mi vida, de algo estoy seguro, podría ser cualquier cosa menos árbitro. Eso creo que conjuga todo lo que sentí después de ese ‘final’ (era la última fecha del Clausura) que no estaba en mis planes. Yo tenía chances de seguir y de dar la prueba física para volver a dirigir pero no, sentí que era el fin. Hablé con Grondona y me fui de la AFA por la puerta grande.
-En tu presente, ¿cuál es tu actividad sin el arbitraje?
-Junto a mi hermano tenemos una empresa de software y estoy trabajando junto a Daniel Scioli en su proyecto provincial que apunta a nivel nacional también. Yo estoy bien. Viví antes sin el arbitraje, en la Auditoría de la Nación trabajé hasta que en 2000 decidí el retiro voluntario. Hoy estoy dirigiendo este torneo en Mar del Plata por mi relación con Daniel.
-¿Que te quedó pendiente en el arbitraje?
-Te diría que nada. Yo entré al arbitraje por necesidad y llegué a ser internacional. Dirigí un Mundial Juvenil Sub 17 en Finlandia, Sudamericano Sub 20 en Colombia y muchos partidos de Copa libertadores. No me quedó pendiente eso del Mundial de Mayores porque la ingratitud es tan grande que me sirve de ejemplo lo que pasó con Horacio Elizondo que fue árbitro del partido inicial y de la final de un mismo Mundial y nadie se acuerda de él.
-¿Repasas por ahí ese Vélez-Huracán y te reprochas algo?
-No, nunca. Es que los partidos se terminan y no hay vuelta atrás. Uno tiene que decidir en una fracción de segundo y eso no te permite dudar. Eso sí, repito una vez más que en la jugada yo no vi falta, que fueron los dos jugadores a trabar abajo iguales.
-¿La pasaste muy mal después de aquella final?
-Absolutamente. Me amenazaron de muerte, me fueron a buscar a mi casa y a cuatro años de eso, aún aparece algún loquito que me dice cosas. Uno se puede equivocar sin mala leche pero estamos tan corrompidos como sociedad que todos pensamos en malo. En la mala intención y así caemos todos en la misma bolsa.
-De San Juan, ¿qué recuerdos tenés?
-Fui a dirigir a San Martín contra Olimpo. Ganaron los bahienses 1-0 y me acuerdo muy bien porque en AFA nadie quería ir a San Juan porque se decía que se arreglaba todo. Yo fui, recibí a los dos presidentes en mi camarín y les dije que para mí siempre ganaba el que hacía más goles. Nos terminamos riendo todos. Nunca me olvido de eso.
-¿Cómo estás hoy a nivel personal, se te nota dolido por ese final de tu carrera?
-Creo que fue todo demasiado ingrato pero la vida me enseñó a revalorizar muchas cosas. La enfermedad de mi esposa fue un golpe grande que me hizo ver las cosas de otra manera. Darme cuenta que es mejor valorar lo que uno tiene.
