La respuesta al interrogante del título de esta nota es simple y sencilla: de poco. El equipo de Lionel Scaloni llegó levantando la bandera de 36 partidos invictos. Pero el partido donde no debía fallar, porque es el primero del Mundial y un encuentro que en los papeles era sencillo, lo perdió mostrando una cara poco vista de la tan mentada Scaloneta, la de la inexpresión futbolística.
Los viejos gurúes del fútbol suelen resaltar con letras de molde esa idea de que es mejor perder antes de una cita importante y no saborear la amarga derrota cuando el margen de error es mínimo. Es que Argentina tendrá que salir a todo o nada contra México y Polonia, que no son potencias, pero que pueden traer más de un dolor de cabeza.
Y, pro si fuera poco, ¿de qué estaba hecho ese invicto? Y acá aparecen señales que obligan a preguntarse si no era un cascarón que escondía la esencia de un equipo que, a decir de la estadística, “no le ganó a (casi) nadie” como suele decir el hincha más efervescente.
De los 36 partidos, Argentina se enfrentó solo a 3 europeos. El 09-10-19 vs Alemania fue 2-2, en un amistoso. Más acá en el tiempo, el 01-06-22 vs Italia 3-0, la Finalissima. Y en la preparación para Qatar, el 05-06-22, jugó ante Estonia y le ganó 5-0, en instancia amistosa.
El resto de partidos fue en su mayoría con sudamericanos. Ojo, en el medio y sin menospreciar, se alzó con la Copa América.
Ahora será tarea del cuerpo técnico explorar un terreno casi inhóspito para el equipo como es recomponerse después de una derrota. Y sin despreciar que Scaloni no es un técnico con la espalda suficiente para en sus antecedentes encontrar respuestas. Claro, el líder de la Scaloneta no dirigió nunca antes.