Pasó la primera parte de este Dakar 2013 y los únicos representantes sanjuaninos, Lino y Federico Sisterna, al comando del buggy Fast & Speed número 370, siguen en post de su objetivo de llegar a Santiago de Chile el próximo domingo. La prueba más peligrosa y espectacular del planeta ya recorrió un par de miles de kilómetros, y por eso es momento para que Lino haga un balance, en el único día descanso que encuentra a la caravana en San Miguel de Tucumán.

-¿Cómo analiza hasta el momento la prueba?

-Estamos bien, que es lo más importante. Nos encontramos enteros tanto desde lo físico como desde lo mental y eso nos da un plus de motivación como para seguir adelante. Un poco ansiosos por saber que para nosotros la carrera comienza ahora. Con Federico sentimos que la etapa de adaptación entre nosotros (NdR: en los anteriores tres Dakar corridos por Lino su copiloto fue Juan Pablo Sisterna) ya pasó y ahora apuntamos a seguir mejorando.

-¿De qué manera siente que va el buggy?

-De menor a mayor, tal cual era la idea. Uno siempre quiere estar mejor en la clasificación, pero en una carrera como ésta hay muchas cosas que uno no puede controlar. O existen errores que se cometen y tenés que saberlos corregir en el menor tiempo posible. Con Federico la comunicación es muy buena.

-¿Cuál fue la peor parte de las ocho etapas?

-Voy a soñar con las dunas (sonríe). Es un terreno para nosotros desconocido, en este nivel de exigencia. Lo mejor para nosotros es el terreno tipo rally, de piedras, barro, pero en las dunas todo es prácticamente nuevo. Entrenamos muchas veces en las dunas de Caucete, pero en el Dakar no son dunas, sino montañas de arena y eso te hace todo más complicado. Siento que estamos aprendiendo el oficio del Dakar.

-En contrapartida, ¿cuál es el momento más feliz de esta edición?

-Cuando se llega al final de cada etapa y cruzás la meta. Te sentís aliviado. Te relajás por un momento. Pensás en todo el esfuerzo que hacés estando en medio de la nada, con hambre, calor y, al cruzar la meta, sentís una alegría difícil de describir con palabras.

-¿Cómo vivieron la etapa del sábado con la neutralización por la crecida del río?

-En lo particular, con algo de molestia porque nos perjudicó. Al momento en que se neutralizó la prueba estábamos 32 en el parcial y eso nos iba a permitir subir muchos puestos en la general. Pero son cosas ajenas a Federico y a mí, por lo que tenemos que pensar en lo que viene ahora.

-¿Qué es lo más complicado de lo que resta?

-Las dunas de Chile. El desierto de ahí es tan complicado como el de Perú, así que la idea es poder mejorar mucho en las etapas que restan en la Argentina hasta volver a cruzar la cordillera. Sabemos que tenemos auto como para seguir escalando y eso es una gran tranquilidad.

-¿Cómo es correr con Federico?

-Es todo nuevo para los dos, más allá de los entrenamientos que hicimos. Nunca nos subimos juntos a este auto en una competencia de este nivel y por eso se dan algunas cosas nuevas. Pero rescato que somos compañeros ante todo. Cuando se equivoca él, yo lo apoyo y cuando es al revés pasa lo mismo. En el Dakar, tu navegante, es tu compañero y amigo. Es una carrera muy dura y donde no podés quedarte en las cosas mal que hiciste. Siempre hay que mirar para adelante y buscar las soluciones.