Fotos: Gentileza Grupo Las Golondrinas 

 
 
Si alguien busca escaparse al Paraíso por un día o por un fin de semana, puede hacerlo con tan sólo transitar 196 kilómetros tomando como punto de partida a la ciudad de San Juan. 

Alcanza con empalmar la Ruta 510 para llegar a Chucuma, un pueblo que pasó de tener 500 habitantes hace algunos años a tan sólo 75 en la actualidad. Con un fuerte pasado minero, logró conservar la riqueza de su flora y fauna, y sus pocos pobladores están ávidos por ofrecer lo que tienen, que no es poco. Así, y en este contexto, un grupo de personas inquietas llegaron hasta el lugar a realizar un "Paseo de los sentidos", una experiencia sensorial en la que participaron cinco personas ciegas, quienes tuvieron un rol fundamental ya que guiaron parte de la visita. Un punto de partida para generar un producto turístico rural que daría vida al pueblo y generaría fuentes de trabajo.  

Todo comenzó cuando el grupo "Las Golondrinas" -conformado hace menos de un año por alrededor de 60 personas-, que busca diferentes destinos para hacer trekking y así conocer la provincia, decidió llegar a Chucuma. 
Por iniciativa de uno de sus integrantes, chequearon qué podía brindar este pueblo que transita por un éxodo de pobladores que no pueden sobrevivir en aquel paraje. 

Así descubrieron un lugar ideal, porque el sonido de las aves es único, los aromas de las hierbas serranas como carqueja, peperina, chinchil (se usa como potenciador sexual), y ni hablar de los sabores del pan casero, las empanadas en horno de barro, las semitas con chicharrones, las tortitas al rescoldo o el asado con jarilla.  
Rubén Suvire, integrante de Las Golondrinas, además de valorar el lugar, decidió proponer a Nazareno Pérez, integrante de la Asociación de Ciegos de San Juan, que trabajaran en conjunto para elaborar un proyecto turístico atractivo, que serían ellos los primeros en "probar". Se sumaron alrededor de 35 viajeros y partieron hace dos semanas para realizar el Paseo de los Sentidos, gracias también a la colaboración del Ministerio de Desarrollo Humano quien aportó una movilidad para el traslado de cinco personas ciegas y de Jessica Muratore que se moviliza en silla de ruedas. 

La experiencia comenzó al mediodía del sábado 19 de noviembre con un gran almuerzo de empanadas y pizzas caseras, todo elaborado por Susana, una gran tejedora de la zona, y su esposo. 

El trekking comenzó alrededor de las 15.30, desde la calle principal de Chucuma hasta la Virgen del Silencio, un lugar con una extraña acústica porque allí se opacan los sonidos, aparentemente por estar resguardado por una loma. Ramón Guzmán, a cargo del parador turístico, es quien guía a las personas, narra la historia del pueblo, y cuenta como Don Lino Alcaráz en 1941 construyó una gran acequia para llevar agua a la población, desde donde estuvo el primer asentamiento poblacional hasta el lugar actual. 

Luego las personas vendaron sus ojos para ser guiados en la experiencia olfativa de las hierbas de la zona, y así tratar de reconocer aromas naturales, siempre guiados por ciegos. También tomaron infusiones elaboradas con algunas de las hierbas y comieron tortitas al rescoldo, todo elaborado por la gente del lugar. 

"Hicimos dos evaluaciones previas para organizar esta salida, nos pareció que podía ser muy interesante y muy enriquecedora. Chucuma tiene todo para recibir a la gente que le gusta el turismo rural o ecológico. Algunas viviendas que han quedado abandonadas han sido restauradas para recibir visitantes, el lugar es muy bello y la gente muy cordial. Uno llega allí y no saben qué más ofrecer", cuenta Suvire. 

Dos pilares fundamentales para llegar a realizar esta experiencia fueron precisamente Ramón Guzmán, con quien articularon el viaje desde Chucuma, y Juan Orlando Figueroa, policía de la zona. Ambos están muy preocupados por la emigración de los jóvenes del lugar. 

"A Chucuma ya no entra gente porque desde que se hizo el by pass en la ruta ya no es necesario pasar por allí, a esto se sumó que se promueve la Ruta 150 que realmente es bellísima, pero se debería promover el uso de la Ruta 510 para ir al Valle y volver por la otra. Muchos turistas podrían llegar y vivir una experiencia maravillosa", dice Suvire de Las Golondrinas. 

Además de las casas para alquilar, también prestaron la Escuela para aquellos que no podían alquilar una vivienda o no querían acampar. Precisamente una de las promesas de las autoridades del Valle es recuperar el camping (que hasta hace 15 días era de OSSE) para que cuenten con todos los servicios necesarios.  

 
Más aventura 

 
El día domingo los curiosos visitantes decidieron levantarse antes del amanecer para vivir una experiencia diferente y única. Es que allí las aves anuncian la salida del sol con sus cantos, sin interponerse, primero lo hacen las catas, luego los benteveos, de nuevo las catas y así sucesivamente con otros pájaros. 

Una vivencia atrapante, a pesar que no pudo concurrir a la cita Rodolfo, una persona ciega de Astica que imita perfectamente el canto de todas las aves, y las reconoce mejor que nadie. 

Luego llegó el turno de vivir intensamente la rutina de los otros animales. Es que la casa de Susana cuenta con un corral muy grande, que a su vez tiene corrales anexos en los que viven gallinas, cabras, ovejas, caballos, vaca, y hasta un toro. Esto posibilitó que los viajeros dieran la mamadera a un ternerito encontrado en los cerros; y hasta sacar la leche de cabra o vaca para el desayuno.  

De inmediato se inicio el segundo trekking para visitar el pueblo viejo de Chucuma, ver sus construcciones, los trapiches y los tapiales, estilo de construcción de las casa, y hasta una huerta en la que aun subsisten por obra y gracia de la naturaleza muchas aromáticas de la zona. 

Esto no es todo, ya que otras de las habitantes, Gabriela, se dedica a hacer toda clase de dulces, desde el de leche de cabra (en el mundo considerado una delicatessen), hasta de cítricos como la lima y la sidra. No hay que olvidar que en su momento Chucuma era famoso por sus cítricos, pero desde que se instaló el control sanitario de Bermejo, no pudieron ingresar al resto de la provincia. 

Un pedacito de paraíso terrenal, que tiene las puertas abiertas para recibir a quien quiera conocer sus costumbres, sus paisajes y todo lo que tiene para ofrecer. 

 

Contacto 
Juan Orlando Figueroa: 2646 732932. Es quien colabora con la coordinación de los viajes a Chucuma o Astica. Lo ideal es enviar Whatsapp debido a la falta de comunicación de la zona. No obstante la escuela tiene Wi Fi.  

El regalo  
El Grupo Las Golondrinas no sólo llegó al lugar con mercadería cedida por el Ministerio de Desarrollo Humano, sino también con 20 tazas para un buffet que planean instalar y una guitarra para los chicos de la escuela. 

 

Una propuesta diferente 
 
Nazareno Pérez de la Asociación de Ciegos de San Juan, aceptó la propuesta que recibió por parte del Grupo Las Golondrinas, porque consideró que "era dignificante".  

"Nuestra intención es cambiar el paradigma que tiene la sociedad respecto de los ciegos. La gente cree que nos tienen que invitar a pasear o dar cosas, y no es así. Buscamos dignificar a las personas, y Rubén (Suvire), nos vino a proponer trabajo, a realizar un proyecto para explotar nuestras capacidades". 

Así fue que en esta oportunidad fueron cinco personas de la Asociación y apuestan a este proyecto con mucha fuerza ya que Nazareno también integra el equipo técnico de accesibilidad turística del Ministerio de Turismo. 

De ese mismo equipo de trabajo (aunque fueron por motus propio en esta oportunidad), se sumó Jessica Muratore, quien se moviliza en silla de ruedas. Algo que no resultó un obstáculo para nada. Ella llegó a cada sitio a lomo de mula. "Fue una experiencia increíble, algo maravilloso. Personalmente considero que ese lugar tiene un potencial muy grande, único. Alquilé una casa para mi mamá y mi hija que viajaron conmigo y todo estuvo hermoso". 

Los ciegos tampoco tuvieron problemas para el trekking a pesar que transitaron por cornisas de 60 a 70 centímetros de ancho porque se implementó un sistema que consistía en llevar una guía de madera en cuyos extremos se colocaban dos personas con visión y en el medio una persona ciega. "Fue realmente muy lindo porque todos pudimos ayudar al otro", dice Nazareno.