La falta de agua para contrarrestar la aridez del terreno está a simple vista al costado de Ruta 40, a la altura del Cerrillo Barboza, en Carpintería. No sólo los suelos están secos en el barrio José Andrada Ramírez o barrio Ruta 40, como lo llaman los lugareños, también lo están los surtidores y los tanques de las casas. El motivo es que si bien los más de 300 vecinos cuentan con una planta potabilizadora para abastecer la zona, ésta toma el agua de un canal para abastecerse y, cuando viene sucia o directamente no pasa porque la cortan para limpiar el canal, se quedan sin agua. Esto sucede todos los fines de semana y a veces también entre semana, según contaron los vecinos. Por lo que deben medir cada gota de agua, gestionar que el municipio de Pocito les mande sus tanques, salir a buscar agua a las zonas aledañas y hasta sacarla del canal.
En consecuencia, los afectados son una escuela, un puesto sanitario, una capilla y las 51 casas del barrio. "Yo estuve desde el sábado hasta esta mañana -por ayer- sin una gota de agua. Tuvimos que pedirle a mi vecino que todavía tenía un poco porque vive solo. Pero acá somos 8 y con un tanque no llegamos a pasar el día. Encima esta mañana teníamos que amasar y no teníamos agua", dijo la vecina Rosa Ahumada.
La numerosa familia Illanez también contó que, cuando tienen agua, se tienen que turnar para bañarse y lo tienen que hacer muy rápido para no gastar agua de más. Para lavar la ropa y limpiar la casa, las familias van hasta el canal que pasa por detrás del barrio para cargar baldes, tachos y bidones.
Según el encargado de la planta potabilizadora, Humberto Alvarez, la provisión de agua para el barrio está a cargo de la unión vecinal. El problema es que cada vez que se rompe algo, que hacen monda en el canal o que hay creciente, la planta no puede funcionar. "Ahora hace falta una trifásica, una llave de contacto y que me manden arena para filtrar porque la que me mandaron era muy volátil y tapó los filtros", contó Alvarez, mientras sacaba con una pala la greda que había en el fondo de uno de los dos piletones de filtración.
Por su parte, las autoridades del turno mañana y tarde de la escuela del lugar afirman que el problema de la comunidad también se sufre en sus instalaciones. Allí tienen tres tanques de 2.500 litros que se agotan rápidamente ya que proveen agua para los baños y la cocina, donde preparan la leche en polvo para 180 chicos. "Cuidamos mucho el agua, controlamos que los chicos no abran los surtidores y, si falta, pedimos al municipio que nos mande un camión para llenar los tanques y a los padres que manden a sus hijos con una botellita con agua", dijo la directora del turno mañana, Romelia Fernández. Aseguró, además, que, si bien el problema es frecuente, no han perdido por eso ni un solo día de clases.
En el turno tarde, sin embargo, la situación es diferente. Los padres aseguran que, en lo que va del año, todas las semanas sus hijos no tienen clases al menos 2 días y el resto de los días sólo cumplen media jornada y los mandan a la casa. Eso lo hacen cada vez que se agota el agua de los tanques.