Debemos entender que sin una política decisiva los sectores más resentidos y vulnerados de nuestra sociedad, jamás podrán emerger de la profunda crisis laboral y menos aún comprender el sumergido ocio en el cual están inmersos. Es que el Estado y con él sus funcionarios tienen en vilo a toda la ciudadanía argentina ejerciendo maniobras políticas que hacen ver que las políticas populistas son las que nutren y avivan el clamor del pueblo. De esta manera nuestro futuro es no sólo incierto sino funesto. Ya habíamos adelantados en el artículo "’Presagios educativos” de 2010 lo que hoy en educación está aconteciendo, pues ahora, en este momento que terminamos de dar forma a esta idea describiendo nuestra situación actual desde "’Una política crucial”, se proyecta un presente que nos debe preparar para hacer frente a los inmediatos cambios que la política requiere.

En el actual régimen de seguridad las medidas de fondo prevén un mayor control para atenuar la inseguridad por el delito, sin embargo los diseños y planificaciones para abordarlo, no muestran una solución de fondo que implique erradicarlo. La formación profunda y academicista de haber transferido la humilde Escuela de Policía de la Provincia otorgándole un rango universitario no significará mayor dedicación y efectividad contra la inseguridad si el Estado no promueve paralelamente ante los mismos ciudadanos una figura de intervención policial que signifique un recupero de la imagen del agente del orden que no sea únicamente la de actuar contra el delito, la organización del tránsito y espacios públicos o la prevención o multa en infracciones sino lo diferente, encontrar en estos un veredero colaborador con el orden, la justicia, la ayuda y la orientación en la convivencia. ¿Se acuerda entonces Ud. el respeto que años atrás suscitaba la imagen de un policía? El resultado entonces es que de la instrucción pública, la Escuela de Suboficiales y Agentes Francisco Laprida, la de Cadetes Antonino Aberastain y la Superior Domingo Faustino Sarmiento ahora pasaron a ser de educación privada absorbida por la Universidad Católica. ¿Una cuestión de emergencia económica puede determinar semejante destino cuando se podría haber ampliado y formalizado aún más nuestra histórica escuela de policías? Cuestión de asesoría letrada y no de formación pedagógica especializada. No obstante se está a tiempo de revertir semejante "’inclusión pública”, es cuestión de reflexión y observar que la emergencia dura hasta el 31 de diciembre de este año.

Otro aspecto importante es la ocupación laboral, pues, se debe resolver de forma inmediata el peso que soporta toda la media poblacional y productiva con la inserción de los planes sociales ya que en el trato socioeconómico y social se rechazan procedimientos respecto al valor del sueldo básico promedio de toda la administración estatal dejando de lado el supuesto principio de "’igualdad e inclusión social”. Ya no hay forma ni argumento válido de sostener pagos sin prácticamente nada de aporte laboral. No es la mejor forma de atender a los pobres, marginados, desocupados, sin formarlos en el hábito del trabajo; hay subsidios de todo tipo, pero no hay diversos tipos de trabajos. La desigualdad de tratos torna discriminatoria y no inclusiva la política social, lejos de formar para la conducta de trabajo, el ahorro, la inversión y la honestidad, se provoca el desinterés y la práctica de exigir. No es lo ideal que el ciudadano reclame siempre al Estado sino que este, sostenga fuentes genuinas de trabajo. La brecha diferenciada entre pobres y los que no lo son aún aumenta más, cada vez hay más hijos que atender, "’hijos de padres y madres o hijos del Estado” ¿Quién debe alimentar a quien? Hay que tener mucho cuidado con la inversión de roles, no sea que el Estado termine siendo alimentado por sus propios hijos ciudadanos que saturados por impuestos, de democracia, terminemos en una intransigencia que remate en una resistencia social. Al menos un signo positivo ya hay eliminándose el impuesto a las ganancias, pero es un signo, nada más, faltan signos visibles en el área de salud, más médicos de guardia en los hospitales frente a las mínimas y heroicas guardias de pediatría y urgencia, discriminando niños, jóvenes y adultos para su atención y además, el 82% móvil para todos los jubilados del país, etc.

Finalizando con educación, vuelvan a contar los secundarios con las materias pedagógicas y humanísticas eliminadas, los secundarios con orientación docente y pedagógicos de la universidad; ello es una política crucial; el Ministerio de Educación de la Provincia está en deuda y otro tanto el Consejo Superior de la UNSJ.