A los clásicos se los gana y Trinidad no sólo hizo eso sino que lo justificó en una enorme producción para darse el gusto de vencer al poderoso Unión en su propio estadio. Fue merecido lo del León, pero con angustia. De punta a punta porque empezó sorprendiendo con mucha presión, con mucha velocidad y antes de los 10’ ya estaba arriba en el marcador. Fue obra de una estupenda jugada con pelota detenida que ejecutó Hernán Muñoz -la figura de la noche- para que Gonzalo Narváez cabeceara al gol. Era el 1-0 y el clásico entraba en otro escenario para el que Trinidad pereció mejor preparado desde lo mental, desde lo conceptual y desde lo táctico. Con Muñoz como conductor y la velocidad del dúo Narváez-González, el León metió miedo en cada contra. Unión, puro corazón, estuvo cerca del empate con un remate de Ariel Sánchez que resolvió muy bien Criado. Pero a los 19’ Trinidad metió el otro estiletazo cuando la armaron entre Pastoriza y Muñoz obligando al penal de Paz. Andrés González lo cambió por gol y la ventaja del León ya era 2-0 antes de los 20’ del primer tiempo. Casi inesperado, pero absolutamente merecido. porque después lo justificó manejando muy bien la pelota y desnudando limitaciones ofensivas en Unión.
Así terminó un intenso primer tiempo en el que nadie se guardó nada y en el que Trinidad fue mucho más práctico que un ansioso Unión que nunca pudo encontrarle la vuelta al planteo del Roly Rodríguez. A este Unión nunca hay que darlo por vencido, ni aun vencido. Y en el complemento lo demostró. Arrancó furioso y a los 2’ Alexander Lucero acortó distancias con un enorme remate. Parecía que se venía el empate pero Trinidad volvió a tomar aire y a los 19’ puso el 3-1 con González. Parecía liquidado todo, más aún cuando a los 27’ Giménez puso el 4-1 casi lapidario. Entonces salió a la luz el enorme corazón de Unión para ir por el milagro. A los 35’ descontó el goleador Gigena, ahora estaban 2-4 y querían más. A los 45’ le tocó la emoción a Alan Aciar y con el 4-3 como bandera, Unión fue por todo. Trinidad aguantó ya como podía. Era partidazo desde donde se lo mire. Intenso. Dramático. tremendo. Lo tenía cómodo Trinidad y casi se lo empatan. Unión lo veía perdido y rozó el milagro. Fue clásico sensacional. Ofreciendo todo lo que había prometido desde su anuncio. Trinidad fue dueño del primer tiempo, Unión lo peleó en el complemento. Los dos cumplieron con su gente.