Buenos Aires.- Donald Trump, el magnate inmobiliario que sacudió el escenario político de Estados Unidos con su candidatura presidencial, logró su primera victoria electoral, al imponerse en la interna republicana de New Hampshire, donde anoche superaba por un amplio margen a un pelotón de políticos tradicionales que desde hace meses intentan, sin éxito, socavar su popularidad.
El senador socialista Bernie Sanders ratificaba todos los pronósticos y, como Trump, lograba su primer triunfo sobre Hillary Clinton por una diferencia similar a la que anticipaban los sondeos, un desenlace que eleva la presión sobre la ex secretaria de Estado, incapaz aún de desterrar por completo el desafío que le ha presentado su rival.
Mientras seguía el conteo final, Trump obtenía el 35% de los votos, seguido, lejos, por un pelotón de políticos, la mayoría vinculados al establishment republicano, que pugnaban por un muy codiciado segundo puesto: el gobernador de Ohio, John Kasich (16%); el ex gobernador de Florida Jeb Bush (12%); el senador ultraconservador de Texas Ted Cruz (12%), que se había impuesto en el caucus de Iowa, y el senador de Florida Marco Rubio (10%).
Rubio, para muchos, la gran esperanza republicana para unificar el partido, fue el gran perdedor de la noche. Estaba segundo en los sondeos y anoche aparecía quinto. Su campaña sufrió mucho por su paupérrimo desempeño en el último debate, donde repitió frases y fue atacado con crudeza por Chris Christie, que lo acusó de tener un discurso muy guionado. Ayer, se paseó por el estado seguido de personas disfrazadas de robot.
Por el contrario, John Kasich lograba revestir con un poco de brillo su candidatura, y Jeb Bush, cuya campaña agoniza desde hace meses, obtenía un poco de oxígeno para continuar en la contienda.
La contienda demócrata ofrecía mucho menos suspenso que la republicana: la duda de siempre era cuál sería la diferencia que Sanders, senador del vecino Vermont, lograría sacarle a Clinton. Sanders obtenía un 58% de los votos, contra un 40% de Clinton.
Trump y Sanders parecen, a primera vista, en las antípodas. Pero tienen cosas en común. Son los dos outsiders más populares en esta elección presidencial. Tienen discursos populistas: critican a Washington, en particular el financiamiento corporativo de la política, los acuerdos comerciales y a Wall Street. Los seguidores de Trump están más angustiados por la economía que los de otros candidatos, y los de Sanders están muy preocupados por la rampante desigualdad económica.
La elección se siguió con enorme expectativa. New Hampshire tiene poco menos de un millón y medio de habitantes, menos de la mitad de los habitantes de Iowa. Es un estado pequeño, estado mayoritariamente blanco (un tejido demográfico muy distinto al del país), pero de gran influencia política: al estar al inicio del calendario de primarias, New Hampshire juega fuerte en las percepciones sobre la carrera electoral para los siguientes estados en el calendario de primarias. Bill Clinton es el único político que llegó a la Casa Blanca tras perder tanto el caucus de Iowa como la primaria de New Hampshire.
Unas 500.000 personas enfrentaron el frío y la nieve y fueron a votar. La participación fue alta: en distintos rincones del estado hubo colas de gente que esperó para elegir a sus candidatos. Muchos decidieron su voto apenas ayer.
Con Iowa y New Hampshire ya en el pasado, la puja por las nominaciones presidenciales se moverá al sur y el oeste del país. Las próximas citas son en Nevada y Carolina del Sur, dos estados con una demografía mucho más parecida a la del país. Luego llegará el famoso ‘supermartes’, el 1° de marzo, la fecha más importante del calendario de las primarias, que promete marcar un punto de quiebre en la carrera hacia la Casa Blanca.
Trump, una anomalía política, logró lo que tanto vende: un triunfo. Trump aprovechó el día de la votación para dar detalles respecto de una de sus promesas de campañas: la construcción del muro en la frontera con México. ‘Ese muro costará aproximadamente unos 8000 millones de dólares, que es una pequeña fracción del dinero que perdemos con México. Tenemos un déficit comercial astronómico con México, que es mucho mayor que eso’, dijo el magnate, en una entrevista con la cadena de televisión Msnbc.
A diferencia de la noche de Iowa, en la cual la derrota lo sorprendió, al final de la jornada Trump pudo cantar victoria por primera vez en las internas presidenciales.