A medida que avanza la investigación, son más las dudas que las certezas en el caso de la mafia de los medicamentos, que estalló con el Triple Crimen de General Rodríguez con el asesinato de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina, en agosto de 2008.

Los cuerpos baleados de los tres empresarios aparecieron seis días después de su desaparición, en un zanjón de General Rodríguez. Desde el inicio de la investigación, los crímenes se ligaron al tráfico ilegal de efedrina; incluso se habla de la vinculación con narcotraficantes mexicanos que estaban en la Argentina.

A fines de 2009, ya eran tres los jueces que habían tenido la causa en sus manos y dos personas más habían muerto: Ariel Vilán, apoderado de una droguería y vinculado a Forza y un testigo de identidad reservada que apareció muerto en las vías del tren.

A esta altura, la mafia de los medicamentos ya involucró a dirigentes sindicales y funcionarios de salud. El sanjuanino Marcelo Abasto aparece varias veces mencionado en los testimonios periodísticos por los allegados a Forza, como alguien a quien el empresario debía mucho dinero.