Hace unas semanas, el caso de una nena de 3 años que fue atacada ferozmente por una jauría conmovió a todo San Juan. Una docena de perros callejeros mordieron y rasguñaron en casi todo el cuerpo a la pequeña Pía Audala, en un descampado situado en Capital. 

 

 

Después de que trascendiera el caso, se instauró el debate sobre qué hacer con los animales. Rápidamente, un grupo de proteccionistas se propuso rehabilitar la jauría, y consiguieron un lugar para llevar a cabo el proceso: una finca ubicada en Caucete prestada por un particular para que funcione como un hogar de tránsito.

 

Una vez que consiguieron el predio, los proteccionistas comenzaron con la etapa de ambientación del lugar, que les llevó varios días.

 

 

Ayer, a dos semanas de la tarde del ataque, finalmente una parte de la jauría pudo ser trasladada al lugar donde van a ser rehabilitados. De los 12 perros que estaban en el descampado, 7 fueron transportados con la ayuda de la Policía Ecológica. 
 

 

Emilia Merino, comprometida con la causa, contó a DIARIO DE CUYO la situación de los canes en su nuevo hogar. “No son agresivos, están en permanente contacto con nosotros”. También se refirió al proceso de reeducación. “Todavía no comenzamos con esa etapa porque primero se tienen que adecuar al lugar”, afirmó. Una vez que lo hagan, profesionales en el tema podrán empezar con la rehabilitación. Terminado el proceso, los animales serán dados en adopción o reubicados en funciones donde sirvan de ayuda para la comunidad.

 

 

Sobre los animales que todavía están en el baldío, manifestó que “a la brevedad van a ser trasladados”. De ser así, finalmente quedaría libre de perros el lugar y se evitarían posibles nuevos ataques.

 

Lo cierto es que los proteccionistas, que trabajan ad honorem, siguen necesitando elementos: hierro, pallets, cemento y nylon. Además, precisan alimento y vacunas antiparasitarias.