El fútbol se gana con goles, y ese es uno de los déficits de este San Martín que pasa por un presente complicado en cuanto a resultados y posición en los promedios, donde está perdiendo la categoría. En los cuatro partidos de este torneo Final sólo anotó dos goles y eso se traduce en la racha negativa de juegos consecutivos sin ganar, que tras la derrota ante Vélez ya son 12, sumando los últimos 8 del torneo Inicial.
De esos dos tantos que marcó en este año, sólo uno fue anotado por un delantero. Fue Diego García ante Newell’s. Mientras que el otro lo convirtió Jorge Luna frente a Colón. Pero fue sólo el del “Gurí” que tuvo una jugada elaborada, con toque, penetración y gran definición, dado que el de Luna resultó con un remate desde afuera.
Y este último refleja más cómo busca el Verdinegro el gol. No obstante por partido tiene 2 o 3 opciones clarísimas, pero no las sabe capitalizar. Y ante Vélez le volvió a suceder cuando García tuvo un frentazo que mandó afuera, Luna una definición casi dentro del área chica que terminó en las manos del arquero, y sobre el final Riaño increíblemente desvió su remate con todo el arco a su disposición. Esto sumado a que Osorio, el goleador del semestre pasado, tiene la pólvora mojada.
Y eso, si bien sigue siendo un eterno lamento, ya es moneda corriente. Porque si se totalizan los 12 encuentros consecutivos sin ganar, hay que resumirlos en los números de 8 goles en 12 juegos, muy poco porcentaje para un equipo que debe ganar para seguir con vida.
En este torneo Final, en el póker de juegos, siempre arrancaron García y Osorio en la ofensiva y entre ambos tienen apenas un gol. El resto de los atacantes nada, porque Riaño y Penco que jugaron muy pocos minutos desperdiciaron lo mínimo que tuvieron, mientras que Caprari, uno de los artillero del semestre pasado, ni siquiera Perrone lo lleva al banco. Y a ellos hay que agregarle que en la consideración de DT apareció Emiliano Romero, el juvenil rosarino de 20 años que ante Vélez estuvo en el banco. Seis delanteros para un promedio de medio gol por partido y uno de los signos negativos de este San Martín que debe afinar la puntería para concretar lo poco pero claro que genera, para empezar a enderezar el rumbo.