Daniel Ferrer estaba ansioso y se notaba. Es que a sus 19 años, guiar un tractor con el acoplado que carga el tomate que viene de la cosechadora es toda una responsabilidad. Y más si la chacra es suya, por más que el papá Ernesto, orgulloso, lo mire desde la camioneta y asegure que el pibe “se tiene que hacer de a poco”. Fuimos a ver cosechar la nueva Pomac de la empresa Solvencia, de La Consulta, Mendoza y dialogamos con los protagonistas. Estoy viendo cómo se desempeña la máquina, dijo a Suplemento Verde el joven Daniel Ferrer, en un día nublado, en Carpintería, en tierras excepcionales para las chacras. Son lotes que están sobre los 100.000 kilos por hectárea, lo que queremos ajustar, expresó el joven, es que tome lo más que pueda, que no deje fruta en el potrero, porque cuesta mucho llegar a la cosecha. El productor destacó que no es tanto el ahorro económico respecto de la cosecha con cuadrilla, sino la comodidad, la rapidez, y los menores riesgos los que llevan a hacerlo mecánicamente. Muy cerca de allí, Rodolfo y Andrés Bianchetti, propietarios de la cosechadora de origen italiano Pomac, y de la firma mendocina Solvencia aseguraban: “Si el cultivo está preparado para ser cosechado con máquina y las tiradas son largas, estamos haciendo unos 30.000 kilos de tomate en 45 a 50 minutos. Si algún factor falla, se estiran los tiempos. Los valores están sobre $0,07 a 0,075 por kilo, y la ventaja es el tiempo, fundamentalmente, y la simpleza de la labor. Esta máquina es totalmente nueva, puesta en Mendoza, con los papeles y todo está entre $700.000 y $750.000 y si la compramos es porque estamos seguros de que cada vez habrá más productores para prestar servicios. Indicaron que hay máquinas que son de las mismas agroindustrias, en su mayoría, otras de empresas de servicios (como ellos) y pocas de los mismos agricultores, pero que están apareciendo.