En el distrito de Bermejo, Caucete, hay un pequeño poblado constituido por unas 250 familias que sobrellevan su existencia en una zona desértica y agreste. Es, precisamente ahí, donde San Expedito es venerado por miles de fieles cada año. Se ha calculado la presencia de más de 50 mil peregrinos que llegan a pedir favores o cumplir por lo recibido. La devoción comenzó alrededor del año 1958 cuando una familia oriunda de Buenos Aires con el ánimo de ayudar espiritualmente a doña Petronila Mercado de Lucero, cuyo esposo era alcohólico, trajo desde esa provincia una imagen del santo, quien logró que este hombre superara su adicción. Esta cura, considerada milagrosa, rápidamente se propagó y desde entonces el culto que en principio fue doméstico comenzó a convocar peregrinos de todos los confines del país, transformándose en un auténtico fenómeno del catolicismo popular. El festejo cumbre se realiza el 19 de abril, día en que murió el santo, y si la fecha no coincide con el día domingo se realiza el fin de semana posterior para facilitar la llegada de los devotos. De acuerdo con la investigación realizada por Jorge Delgado, cada año llegan allí personas de todos los puntos de la provincia, como así también de Mendoza, La Rioja, Córdoba, San Luis y Comodoro Rivadavia.