River dio muestras anoche en el segundo tiempo de su gran jerarquía, revirtió un resultado adverso, se impuso 2-1 como visitante de Rafaela y sigue en la cima de las posiciones con cuatro puntos de ventaja sobre Lanús, con la satisfacción adicional de permanecer invicto en 28 partidos.

Tal como se esperaba, por convicción, por ideas, River salió a hacer el gasto del partido. Igual Roberto Sensini se ocupó especialmente de minarle el camino a los principales generadores de la visita. Después de ese arranque, Atlético se acomodó en la cancha, presionó a los jugadores que debía presionar. En ese apartado, se destacó el debutante Montiel quien hasta tuvo aire para hacer estallar en el fondo de la red el 1-0. A partir del gol se reafirmó el anfitrión en el campo de juego y dejó al descubierto algunas debilidades que esta vez tuvo el fondo de River. Lucas Albertengo, Federico González y Montiel tuvieron espacios como para seguir preocupando a sus encumbrados adversarios. Sobre el final del segmento inicial, Albertengo quedó frente a Barovero, pero justo cuando iba a definir lo tapó con idoneidad el arquero. River, confundido, sin la gravitación de Pisculichi, casi nada del goleador colombiano Teófilo Gutiérrez y con poquito de Vangioni y Sánchez, se fue al descanso con una desventaja en el tanteador, y en el juego. Pero en el origen de la segunda parte hubo una escena clave, dado que, a los 4 minutos, Pisculichi ejecutó un tiro libre y colocó la pelota arriba y a la izquierda del vuelo del uruguayo Esteban Conde. Y en la acción que derivó en el 2-1 definitivo, a los 20, Rojas recogió con eficacia el producto de un rechazo frontal y lo hizo sin clemencia para el destacable esfuerzo que hizo Atlético durante toda la noche rafaelina. Hasta el cierre hubo emociones varias, porque a River le faltó resolver situaciones propicias y porque Rafaela insistió hasta que ya no quedó más tiempo para nada.