Con la reforma de la Carta Orgánica Departamental a la que planea convocar en Rivadavia, la intendenta Ana María López de Herrera quiere elevar el número de concejales de 10 a 12, que es el máximo permitido para los municipios de primera categoría. Para eso hay que reducir la base de reparto que define el número de ediles y necesita del apoyo de la mayoría de los futuros convencionales. El propósito oficial es hacer la elección de constituyentes junto con las legislativas de octubre, porque de ese modo el municipio se ahorra el gasto que implicaría que los rivadavienses vayan a las urnas en una fecha distinta.

La necesidad de la reforma no es caprichosa sino que surgió del artículo 129º de la actual Carta Departamental, que señala que pasados 20 años de haberse sancionado y siempre y cuando durante ese tiempo no se haya reformado, el Intendente de turno “convocará a elecciones de convencionales en forma automática para su revisión”.

El plazo se cumplió el 5 de septiembre del año pasado, porque fue sancionada en 1992, y por eso ahora López de Herrera habla de hacer el llamado e incluso lo adelantó el miércoles, en su discurso de apertura de sesiones del Concejo Deliberante rivadaviense de este año, aunque ese día no dio plazos (ver aparte).

De cumplirse lo anticipado, los rivadavienses votarán también en octubre para elegir convencionales constituyentes, que serán 20, el doble de los miembros del Concejo. Y estos estará facultados para hacer o no la reforma, según lo decidan.

En la actualidad, el Concejo está integrado por 10 concejales, de los cuales 6 le responden al oficialismo y los otros 4 están enrolados en Producción y Trabajo, el frente electoral que integran basualdistas y macristas.

Hasta los comicios del 2007, el cuerpo estuvo integrado por 8 concejales, pero desde entonces se incorporaron 2 nuevos ediles, hasta ahora.

Pero la intención de la jefa comunal es aumentar el número de miembros hasta el máximo permitido para los municipios de primera categoría, que son 12.

“Las estructuras y las necesidades del departamento han crecido estos últimos 20 años, por lo que se hace necesario aumentar la cantidad de concejales”, argumentó López de Herrera.

Para lograr ese objetivo, deberá reducir el piso que fija la Carta para designar los ediles. El artículo 12º señala que el Concejo estará integrado por 5 concejales fijos, a los que se les sumará 1 cada 15.000 habitantes.

Según el censo del 2010, que es el que se debe tener en cuenta hasta que se realice uno nuevo, en Rivadavia habían 82.641 habitantes, que sólo permiten un Concejo con 10 miembros. Para aumentar el número hará falta, por lo menos, reducir la base a 1 concejal cada 11.500 habitantes, con lo que se llegaría a la cifra que pretende la jefa comunal.

De todos modos no es el único punto que López quiere modificar, al igual que los opositores también tienen su propuesta (ver aparte).

Sin duda que una elección en el departamento será el parámetro para ver cómo está posicionado cada sector con vistas a las elecciones del 2015, en las que se espera que Ana María intentará revalidar su título. Y, aunque ella lo niegue, significará también plebiscitar la actual gestión de gobierno municipal.

“A mí me parece que no es así, no tiene nada que ver una cosa con otra, pero hay otros que dirán lo contrario”, expresó la Intendenta.

El panorama político en el departamento no es sencillo porque Ana María, que tiene su propio partido, el Popular Participativo, le ganó las internas al candidato del giojismo, que era Elías Alvarez. Es decir que, además de pelear con la oposición, representada por el basualdismo encabezado por el ex concejal Fabián Martín y por el macrismo, liderado por el concejal Sergio Miodowsky, deberá enfrentar a sus aliados entre los que están el propio Alvarez y el sector del diputado José Soria.

En los últimos años hay 2 antecedentes de reformas de las cartas departamentales. En el 2005 fue el turno de Rawson, durante la gestión de Mauricio Ibarra. Y en el 2007 le tocó a Caucete, en las que el sector del justicialista Emilio Mendoza perdió la pulseada frente al basualdismo.