En la óptica del ministro de Educación de la Nación, Esteban Bullrich, nuestro país está necesitando una revolución del sistema educativo, que incluya, entre otros aspectos, una mejora de la calidad de la educación a través de un proceso de jerarquización de la tarea del docente y de una mejor asignación de recursos para contar con los medios para la aplicación de nuevas técnicas de enseñanza.

Siempre se ha dicho que no puede haber excelencia educativa cuando no se asignan al área los recursos necesarios, es decir cuando no se dispone de un presupuesto para educación acorde a los requerimientos actuales. Y esto no quiere decir solamente fondos para cubrir las necesidades materiales, sino también para ser empleados en otros ítems vinculados con la labor docente. En este sentido, el funcionario nacional dijo en nuestra provincia -donde reivindicó la figura de Sarmiento y anunció la presentación de un proyecto para castigar las agresiones a los maestros- que hay que cambiar la imagen que los jóvenes tienen de los docentes, generada por la falta de valoración de la sociedad.

Es evidente que en la cartera de Educación hay preocupación por dos aspectos sobresalientes; uno es admitir que los contenidos educativos son antiguos y que requieren una urgente adaptación. El otro, revalorizar la figura del maestro en todos los sentidos. Estos objetivos se encuadran en un proceso en el que la educación debe estar en los primeros lugares de la agenda política y no en en los últimos, como lo estuvo en el gobierno anterior. El Ministro es consciente que si se habla de priorizar la educación hay que poner recursos a disposición. En esa sintonía trajo a San Juan fondos para terminar obras en 40 escuelas y construir 200 aulas para jardín de 4 años. Pero también está claro que esos recursos deben estar bien orientados, porque un mayor financiamiento no es sinónimo de que los fondos se estén empleando bien.

En cuanto al nivel de los docentes, se cree que mejorando los institutos de formación se alcanzará la enseñanza de excelencia. Todo docente quiere que su alumno aprenda, sin engaños ni mentiras y a eso apuntará esta nueva etapa, según Bullrich, quien prevé implementar sistemas de evaluación del rendimiento escolar y control disciplinario.

Sin duda, estamos ante un proceso de pretendida renovación educativa, en el que habrá que movilizar recursos con la venia del gobierno central y motivar voluntades de educadores y educandos a favor de alcanzar la excelencia pretendida.