"La mayoría de las cosas que ha dicho (el fiscal Eduardo Martínez) son inventadas, por eso necesitan un año (para investigar)", alcanzó a decir José Luis Miranda (32), antes de que su defensor oficial, César Oro, le recordara que habían acordado no dar su versión de los hechos en la primera audiencia, porque tendría la ocasión de declarar más adelante, cuando lo quisiera. Para entonces Miranda había escuchado, como si asistiera a un trámite más, el relato de Fiscalía sobre los hechos y las pruebas más salientes en su contra por delitos gravísimos: la tentativa de homicidio contra su expareja de 31 años, agravado por la relación que mantuvieron y por violencia de género. Y el mismo intento contra sus dos hijos de 9 y 4 años (este último es autista), agravado por el vínculo y por haberlos atacado, a todos, con un arma de fuego, modalidad que se considera agravante. Para esos ilícitos la escala penal es de 13 a 50 años de cárcel.
El baño de sangre que de milagro no terminó en tragedia ocurrió el último jueves alrededor de las 2 de la mañana, cuando Miranda y su ex hablaban sobre el tema económico, porque supuestamente él se iba a trabajar a Jáchal. Hasta que, de repente, en un ataque de celos, sacó un arma, le dijo a su ex que esa madrugada nadie saldría vivo de ese departamento del barrio Hugo Montaño, Rawson. Y cumplió su palabra previo a hacerle firmar un papel a ella, en el que decía que no dejaría entrar a nadie a su casa. Según Fiscalía, le dio dos tiros en la cabeza a la joven madre, otro más en el pecho al nene de 4 y otro en la cabeza a su hijo de 9, que resultó más gravemente herido, pues perdió masa encefálica aunque luego atravesó una notable mejoría. Luego se pegó un tiro que tampoco logró ponerle fin a su vida como buscaba, porque se salvó y ayer pudo seguir las instancias de la audiencia en su contra desde el Hospital Rawson, con la cabeza vendada, pero prácticamente en condiciones de conseguir el alta médica, explicaron desde Fiscalía.
Según la joven atacada, esa noche Miranda los amenazó y buscó matarlos mientras se drogaba; de hecho, le hallaron 7 gramos de cocaína.
"Este hombre ha matado prácticamente a toda su familia. Es aberrante lo que hizo, estamos hablando de que le pegó un tiro en el pecho a su hijo con autismo, un tiro en la cabeza a su otro hijo y dos a su expareja. Y luego se pegó un tiro porque no quiere hacerse responsable. No hay motivos para creer que no quiera intentarlo de vuelta", dijo ayer el fiscal Eduardo Martínez (acompañado del fiscal coordinador Roberto Ginsberg y el ayudante fiscal, Carlos Yansón) cuando le pidió a la jueza de Garantías, Celia Maldonado, que lo dejara preventivamente preso por 1 año y concediera igual plazo para investigar el caso.
La jueza se inclinó por dejarlo preso en la cárcel, pero por 6 meses como lo solicitó el defensor oficial, quien había solicitado que su defendido cumpliera ese arresto con la modalidad domiciliaria.
Miranda y su ex mantuvieron una relación de 15 años, 8 de los cuales convivieron como familia, hasta que sus presuntas conductas violentas llevaron a la mujer a pedirle que se separaran casi 4 meses atrás. E incluso a solicitar protección en la seccional 25ta, el pasado 10 de octubre, a causa de sus continuos hostigamientos.
La respuesta a ese pedido se produjo horas después del gravísimo ataque, porque al juez de Familia le llegó justo un día antes de la balacera el pedido de parte del área del municipio de Rawson, indicaron fuentes judiciales.
Las cosas se complicaron a un nivel casi homicida el pasado miércoles, cuando Miranda llamó a su ex para hablar del dinero y para decirle que necesitaba estar con sus hijos porque hacía tres semanas que no los veía.
Llegó a eso de las 20.30, salió con los niños por un helado. Volvieron a las 23,30 y se quedó en la casa, tomando cerveza, hasta que la mujer le dijo, a eso de las 2 del otro día, que era tarde, que hablaran del dinero. Pero enseguida le pidió que se fuera y empezó a los gritos, cuando él desvió la conversación, desbordado por sus celos, y ella interpuso una silla y empezó a pedir ayuda a gritos a su vecina.
Esa mujer, un policía vecino y otro que llegó tras varios llamados al 911, presenciaron parte de la balacera que descargó Miranda en su propia familia antes de pegarse un tiro en el baño.
En los próximos días, Miranda podrá dar su versión. También su ex (aún tiene dos balas en su cabeza), de la cual se espera que ofrezca detalles de otras agresiones previas de su expareja, pues habló de haber sido abusada sexualmente.